viernes, 1 de agosto de 2014

Memoria Y Tercera Edad

La memoria es una función del cerebro y a la vez, un fenómeno de la mente que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información del pasado. Surge como resultado de las conexiones sinápticas repetitivas entre las neuronas, lo que crea redes neuronales (la llamada potenciación a largo plazo).

La memoria permite retener experiencias pasadas y según el alcance temporal, se clasifica convencionalmente en: memoria a corto plazo, memoria a mediano plazo y memoria a largo plazo

La conservación de la memoria es uno de los aspectos que más preocupa cuando nos vamos haciendo mayores. Utilizamos la memoria constantemente, siendo un elemento imprescindible para la propia autonomía. Por lo que es razonable, que con los primeros síntomas de pérdida de memoria que aparecen con los años, nos preocupemos por mantenerla funcionando el máximo tiempo posible.

Imaginemos por unos segundos, que despertamos una mañana cualquiera desligados por completo de nuestra memoria... ¡Que angustia!...

Sería como volver a nacer. Ignorando lo que nos rodea, todo resultaría nuevo, sin saber para que funciona cada uno de los objetos que se encuentran en la habitación, habiendo perdido el lenguaje, incapaces de encontrar las palabras para expresar nuestros pensamientos, desconociendo el día en el que vivimos, sin reconocer cualquier persona que se nos pusiera delante ya fuera familiar o amigo, incapaces de recordar nuestra historia, tan siquiera nuestro nombre. ¡Seguro que seria un enorme tormento!

Aunque probablemente en lo primero que pensamos cuando nos referimos a la memoria es en los recuerdos; en realidad, el archivo memorístico es mucho más amplio. Almacenamos información de todo tipo; conocimientos que hemos ido adquiriendo, procesamientos sobre cómo desarrollar una tarea determinada, sensaciones y sentimientos, aspectos relacionados con el futuro (cosas pendientes de realizar), múltiples elementos del lenguaje.

Si tuviéramos que ubicar la memoria en una zona del cuerpo humano, lo haríamos en el cerebro, aunque definir una sola parte de éste como responsable del procesamiento memorístico es imposible. Existen cantidad de áreas del cerebro implicadas en la codificación de la información, en su almacenamiento y recuperación posterior.

Algunas personas mayores, se someten a terapias y ejercicios de estimulación de la memoria, tras detectar que ya no tienen la misma capacidad y estando concientes de que es necesaria para el buen funcionamiento diario. En la primera visita a su Terapista, como es lógico, acuden con numerosas cuestiones y dudas sobre la memoria, además de quejas y experiencias, que no tardan en surgir y a las que hay que ofrecer una respuesta adecuada. El hecho de compartirlas y darse cuenta de que otros compañeros viven situaciones parecidas resulta importante para mitigar el posible nivel de angustia.

Son habituales comentarios como los siguientes:
·       "A veces voy a la cocina a buscar alguna cosa y cuando llego no recuerdo a qué iba"
·       "Si me encuentro a alguien conocido puede que no recuerde su nombre"

·       "Me cuesta acordarme de lo que hice ayer; pero, los hechos antiguos no se me olvidan"
·       "En ocasiones guardo tan bien alguna cosa importante para que no se pierda que después soy incapaz de encontrarla"
·       "Necesito apuntar todas las visitas a los médicos para que no se me olviden"
·       "Cuando salgo a comprar, frecuentemente me olvido de alguna de las cosas que necesitaba"

Con el objetivo de disipar las primeras cuestiones de manera sencilla subrayaremos tres ideas principales:
1. Para comprender por qué recordamos mejor acontecimientos del pasado que hechos más recientes, podemos comparar la memoria con una máquina. Si compramos un coche, durante los primeros años funcionará perfectamente; será silencioso y rápido y presentará mínimas averías. Poco a poco, ese coche nuevo que funcionaba tan bien, después de acumular kilómetros, tendrá que acudir al taller más a menudo y su resultado en la carretera será peor. Algo parecido ocurre con la memoria. Los archivos que fabrica cuando es una máquina nueva tienen una calidad excelente, por lo que se conservan sin dificultad. Sin embargo, los archivos de información que se vayan creando más tarde, presentarán mayores defectos y se estropearán antes, olvidándose en primer lugar.
2. No se pueden confundir las patologías específicas de la memoria (demencias y amnesias) con una pérdida esperable asociada a la edad. Con los años, del mismo modo que se reducen otras habilidades y facultades, la memoria también se va deteriorando.
3. Si bien es el lógico perder memoria con la edad, no deberíamos mostrar una actitud pasiva ante ello. Sin esperar recuperar totalmente la memoria (imposible debido al proceso de envejecimiento), esta se puede trabajar y potenciar. Utilizar la memoria y estimularla es una tarea preventiva que nos ayudará a mantenerla en mejor estado durante más tiempo.

Después de leer esto y entender por que se te olvidan unas cosas, espero que te pongas seriamente a ejercitar tu memoria y RUEGO A DIOS, QUE NO SE TE OLVIDE.


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