viernes, 19 de julio de 2013

Pensando En Una Alternativa Para La Tercera Edad

Debo decir en primer lugar que no estoy aquí para apoyar un enfoque de política en particular para hacer frente a la cuestión de la atención a nuestros mayores. Esa es una cuestión exclusiva de los gobiernos. Creo, sin embargo, que todo pensamiento fresco es bienvenido y sobre todo en este ámbito donde la vida y el bienestar de muchas personas vulnerables están en juego y donde instintivamente, muchos de nosotros nos damos cuenta, que en esta materia, estamos mal.

Quiero, más bien, reflexionar sobre mis propias observaciones, como ciudadano, un padre, en la experiencia vivida en nuestra sociedad.

Mi primera reflexión es positiva. Recuerdo que en algún momento al llegar a mis cincuenta y cinco años, reflexionaba sobre la realidad de los viejos en Latinoamérica. Años atrás a igual que ahora a mis sesenta y cuatro años, fui y sigo siendo, una persona comprometida con el cambio social, desde una perspectiva cristiana.

Junto con mi esposa Silvia, cuatro años menor que yo, conformamos una pareja mayor, todavía vibrante, comprometidos con la vida, activos y no en la sombra del mundo, sino más bien en el resplandor de nuestro esplendor. Siempre pensé que eso era lo que quería con la edad, así es como lo quiero y vivo mi tercera edad.

Todos nosotros todos, podemos recordar algunos momentos igualmente positivos, desafiando los estereotipos y trabajando con el mundo como si la edad en verdad no es más que un número.

Por cada persona como nosotros, posiblemente hay decenas, si no cientos de otras personas de la misma edad cuyas vidas están lejos de ser feliz o libre de soledad o de dolor físico. Mi generación está en un punto en que muchos padres y amigos o bien han muerto, están incapacitados, o tiene demencia, es muy probable que hayan perdido a un compañero y se encuentran en hogares de ancianos, que viven solos o en ocasiones  siendo atendidos en la casa de un familiar.

Hay ciertas cosas que chocan cuando usted comienza a experimentar la vejez y para mí, lo más notable es la soledad. La soledad es universal y no se limita sólo a las personas mayores. Otro tipo de soledad se debe a la muerte de amigos, ya que se hace viejo y enfermo. Una a una las estrellas se apagan, las estrellas que eran las personas que llenaban y enriquecían el paisaje de nuestras vidas. Con demasiada frecuencia ahora me entero de otra derrota, otro amigo o vecino desaparecido y es realmente duro desarrollar acciones  de consuelo.

Otra observación es la presencia de la demencia. Yo diría que este es uno de los mayores problemas que enfrentaremos como sociedad en los próximos años, ya que la gente vive más tiempo, pero con condiciones de exigua atención, tan solo porque ya no son económicamente productivos.

Demencia, junto a la pérdida de la movilidad significativa propio del desgaste físico del paso de los años, una enfermedad o un accidente.

Hace un par de años atrás visitaba un hogar de ancianos, mientras el personal era amabilidad en sí, parecía que la mayoría de los residentes tenía demencia, eran en su mayoría mujeres: Mujeres que sólo unos años antes habían sido vibrantes esposas, vibrantes madres, comprometidas con su comunidad, esposas de alguien, madre, o amiga. Ahora aquí... en un asilo, perdieron ante el mundo, se mueven de sala de TV al jardín, al dormitorio por lo general en grupos. Pero no todos están en un asilo de ancianos, sin embargo, la forma de vida en algunos hogares con su familia no es muy diferente para ellos.

La incentivación de los hogares de ancianos debe estar ligado a las decisiones de política gubernamental, son claves del desarrollo cultural e histórico de los pueblos, ahí están sus enciclopedias vivientes, su historia reciente de un país.

Esa historia en particular de tradiciones, pasada de boca a boca, como nuestros orígenes cristianos, antes que Moisés escribiera los primeros libros de la Biblia. Todo ello me lleva a pensar acerca de lo bueno de seguir en la lucha, de ahí, esta trinchera de “55ymás”

Suponiendo que el modelo social para los ancianos existiese, este requeriría ser muy activo, comprometido con los intereses de la comunidad, avocados a ellos las escuelas, los clubes locales de voluntarios, grupos musicales, negocios, restaurantes, en otras palabras, la comunidad tratando de compartir con ellos lo que estaban disfrutando antes de entrar al circulo de los adultos mayores.

Esa falta de imaginación o voluntad por hacer cosas diferentes, lleva y condena a los ancianos a permanecer en aislamiento aun cuando están situados cerca de la comunidad, convirtiendo a la posición de la persona mayor como "otros"  de menos oportunidad.


Mi propia experiencia me ha enseñado una serie de cosas:
·        Uno, el mantenimiento de una buena salud mental y física es fundamental para el bienestar en la edad adulta y que es responsabilidad de los servicios de salud.
·        Segundo, la gente incluso mayores en buen estado de salud sufren gravemente de los efectos de la soledad y el aislamiento.
·        Tercero, el aislamiento de las personas mayores en hogares de ancianos o no, con poca conexión diaria a la comunidad a su alrededor, hacen que no se sienta bien con el interés público.

También es mi punto de vista, que la relativa escasez de apoyo familiar y las dificultades con mucha frecuencia en el acceso a ellos, añade una capa adicional de estrés a las personas que podrían ser perfectamente capaces de vivir en casa tan solamente con un poco de atención.

Cuando veo como los miembros mayores de la iglesia van dejando de llegar, reflexiono sobre lo que ellos están necesitando. La amistad y el compañerismo es obvio. Pero cuando los amigos mueren, cuando la familia no siempre está disponible, sería de gran ayuda contar con una red local de transporte, minibús, taxi, disponible para llevarlos a la iglesia, al cine, ir de compras, cualquiera que sea su necesidad. Una evaluación de las necesidades para aquellos cuyas familias no pueden ofrecer. También es vital asegurarse de que tienen incluso los pequeños soportes de bajo costo que pueden hacer la vida más fácil, un abridor de latas adaptado, un sillón con un elevador que puede ayudarle a conseguir una posición por si solos, accesorios de baño adaptados, productos comercialmente disponibles que pueden ayudar a mantener la capacidad de una persona para vivir en su propia casa, ya que es más probable que sea el mejor lugar para ellos.

Una hermana en Cristo maravillosa que vivió hasta los 86 años, una vez me dijo: "Sabe pastor, la vejez tiene muy poco que dar y no se la recomiendo." Yo era incapaz de responder, ya que sabía que su vida era difícil en gran parte debido a las dolencias físicas de la vejez y de la lucha para seguir adelante día tras día. Soy consciente también de que otras personas mayores no ven la vejez en estos términos sombríos, pero no podemos negar que se acompaña con frecuencia de una enfermedad crónica o por alguna forma de deshabilitar las condiciones.

Haríamos bien en reconocer esto y urge, para quienes están prontos a ser parte de esta generación, el usar su momento actual e imaginación para imaginar un ideal para nosotros mismos cuando lleguemos a hacernos mayores y debemos empezar ahora.

Haríamos bien en no retroceder ante la realidad de algunas de las cargas de la vejez, sino asumir los retos y pensar en nuevas maneras de tratar con ellos, las formas que ponen a la humanidad y la dignidad de la persona a la frente y al centro de nuestro pensamiento. A la imagen y semejanza con el Creador.

En un nivel más profundo, debemos dejar de hablar de la vejez siempre como un problema. Es parte del ciclo de la vida, tan natural como el nacimiento y la adolescencia y la edad adulta y la eventual y absolutamente inevitable muerte. Tal vez necesitamos a los filósofos a dar un paso adelante y que nos ayude a volver a imaginar este pasaje en la vida, sin duda el más difícil, pero que se puede hacer muchísimo más fácil por una re calibración de nuestro pensamiento, pero lo más importante, por una recalibración de nuestras actitudes y nuestras acciones.

El futuro de la Tercera Edad requiere de iniciativa. Es, por lo menos, digno de una audiencia y tal vez el mejor punto de partida sería reconocernos todos nosotros,  políticos, defensores del pueblo, organismos públicos, familias con personas mayores, iglesias, municipalidades, todos involucrarnos en esta área, y tener la honestidad y la humildad de reconocer que lo que tenemos ahora es vergonzoso.

Tarde o temprano, irremediablemente serás viejo... ¡mejor comencemos ya!




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