viernes, 30 de noviembre de 2012

Abuelos Si, Niñeros No



Un reclamo legal, auténtico, cierto, genuino, lícito, razonable y verdadero, que exige y apremia plantearse cuestiones como el qué significa ser abuelo o cuál debería ser su rol de relación en el grupo familiar.

El libertinaje permisivo de la vida moderna, las tendencias psicoeducativas de las décadas de 1970/1980, en América Latina la migración de los padres a los Estados Unidos (generalmente ilegales), esta comenzando a dar sus frutos en nuestras sociedades de todo el mundo... frutos de aumento de divorcios, frutos de mayor unión libre, frutos de desintegración familiar, frutos de irresponsabilidad paterno-maternal, en conclusión resultados reales: miles de miles de niños y adolescentes creándose con sus abuelos.

Aunado a lo anterior, la crisis económica de nivel mundial de los últimos años, contribuye haciendo trabajar a la pareja matrimonial y dejar sus hijos en gran cantidad de casos al cuidado de los abuelos.

En los últimos tiempos han comenzado a oírse voces de abuelos que aseguran estar cansados de ser niñeros de sus nietos. Quieren ayudar pero no a costa de hipotecar su vida. Un reclamo legítimo que obliga a plantearse cuestiones como ¿qué significa ser abuelo? o ¿cuál debería ser su rol en el grupo familiar?

El malestar de los abuelos ha empezado a manifestarse, la queja no es precisamente por cuidar sus nietos (y a veces otros mas que les endosan), la queja de muchos abuelos es por tener que cuidar de sus nietos más tiempo del que les corresponde. Porque una cosa es ayudar y otra muy diferente es ser personal de servicio, dicen algunos. Ya se conocen en todos los rumbos las voces de ancianos que manifiestan su preocupación y el cansancio porque muchos de ellos, a menudo, son convertidos en cuidadores propios de los más pequeños.

Nuestras sociedades desarrolladas o no están reflejando una realidad en la que más de un 50% de los abuelos cuida de sus nietos casi todos los días y el 45 por ciento lo hace casi todas las semanas. De tal forma que en muchas núcleos familiares los abuelos han debido abandonar su pretensión de retiro y descanso, para ser educadores... y a muchos la tarea los supera en su capacidad y fuerza.

De acuerdo a los estudios y mi experiencia personal atendiendo personas mayores como pastor, podemos apuntar que los abuelos se sienten divididos entre el disfrute que les produce poder pasar tiempo con sus nietos y el agobio que supone una excesiva responsabilidad en su cuidado y educación. Y lo anterior sin considerar el alto numero de hijos abandonados al cuidado de los abuelos, que apunta a una carga y responsabilidad aun mayor.

Esto es especialmente en las familias de bajos recursos, en donde los padres por presiones económicas recurren exclusivamente a los abuelos, no importando que estos  lleguen a sentirse abusados y utilizados. Y no es para menos, puesto que a muchos que si bien es cierto no les toca la carga completa de la educación cuido y guía de los nietos, les toca recoger al niño (o a los niños) del colegio, darle de merendar, ayudarle a hacer los deberes, llevarle al medico, a la clase extra, natación, etc.

Si bien es cierto las Naciones Unidas han marcado programas mundiales para el apoyo de la tercera edad, también es cierto que la gran mayoría de gobiernos, no tienen los recursos suficientes para hacer efectiva una atención estatal. La desprotección social es uno de los principales motivos por los que muchos abuelitos y abuelitas se convierten en cuidadores de los nietos.

Pero no es el único. Los psicoanalistas aluden que "es la responsabilidad que se sigue sintiendo con los hijos, que, en ocasiones, puede convertirse en una obligación hacia ellos". Otras veces, son los propios abuelos los que se sobrecargan para sentirse útiles o acompañados. Pero entonces corren el riesgo de "hacer de la relación con el niño una necesidad".

Si bien es cierto no he encontrado una definición exacta y mucho menos un significado en los diccionarios, últimamente esta introduciéndose en este tema el termino de la "abuelidad"; es un término apenas utilizado en el lenguaje corriente y que sin embargo resulta muy ilustrador: la abuelidad, cuyo fundamento es el placer y la alegría, plantea que cuando estos dos elementos están ausentes, la abuelidad, como la maternidad o la paternidad, deja de ser satisfactoria.

Ésta es la realidad y queja de cantidad de abuelos que a menudo renuncian a todo para estar con los nietos y en consecuencia, dejan de cumplir su labor de abuelos, para ejercer la de padres.

Lo anterior genera o representa un problema de relación, respeto e identidad, no sólo porque significa saltarse una generación, sino porque pone a los hijos en el lugar de hermanos de sus propios hijos. Por otra parte, si bien hay abuelos jóvenes que pueden ejercer tareas con energía, muchos otros están mayores.

Los abuelos a pesar de la edad y de necesitar ellos mismos asistencia en algunos casos,  sienten "alegría e ilusión" en compañía de sus nietos, según lo expresan, para muchos, la relación con los nietos constituye una posibilidad de reparar o rectificar lo que no se tuvo con los hijos, en el sentido de ser más cariñosos, más flexibles, más alegres con los nietos de lo que se ha sido con los propios hijos.

Hay que considerar también, que los abuelos son un elemento clave en el desarrollo y relaciones familiares, tenemos que tener en cuenta que nadie puede criar a un hijo en soledad. La madre necesita al padre; los padres, a sus padres; los abuelos, a la iglesia, al Estado. Y todos, a todos. Un niño se cría dentro de un contexto donde cada uno cumple su papel.

Un problema, es cuando en determinadas circunstancias los papeles se confunden, otro, el que en la sociedad se dé como un hecho natural que los abuelos se ocupen de los nietos cuando los padres no pueden o no quieren hacerlo.

Los tiempos están cambiando y los abuelos, sobre todo las abuelas, tienen derecho a liberarse de esa función que tradicionalmente se les ha adjudicado. Al fin y al cabo, han alcanzado una edad en la que, por primera vez, carecen de responsabilidades y gozan de mucho tiempo para invertir en lo que más les plazca. No hay abuelidad sin libertad.

Las personas mayores no solo estamos llamadas, sino que tenemos la obligación de defender el derecho al goce de nuestra etapa de vida, si es necesario, poniendo límites a los hijos, resulta fundamental para disfrutar del rol que hemos llegado que no debería ser otro, salvo excepciones, que el de transmitir valores, experiencia y sobre todo, amor.

Otro factor a tener en cuenta debe ser la vertiginosa velocidad con que se suceden los avances tecnológicos de esta época, muchos nacimos sin computadoras, teléfonos celulares, juegos computarizados, en fin, muchos de un momento a otro de sus vidas se encuentran que ya en muchas cosas no encajan, sus juegos de niños son antigüedades, ahora nadie los conoce, etc.

Esta realidad, llama a la sociedad entera volcarse en una cruzada para que las personas mayores entiendan cuál es su papel en relación a los nietos y ayudarles a que lo desempeñen lo mejor posible. Nuestro mayor valor es la experiencia, pero a veces ésta queda obsoleta, de manera que hay que reciclarse para ser útiles.

Para ello, se importante talleres y cursos gratuitos, con el fin de que los abuelos sepan, por ejemplo, qué sillita debe usar un niño en el coche, qué alimentos debe comer un niño pequeño o cómo usar Internet. Y no estaría por demás, que los pedagogos fueran pensando en incluir una materia que bien podría llamarse “La Edad Mayor: Proyecciones”, lo anterior en aras de preparar al futuro adulto mayor a tener un panorama mas claro de su rol cuando llegue a ese momento.

Creo que en el paro de este abuso al que se someten cantidad de abuelos, tiene que jugar su rol la iglesia, cabria preguntarse usted mismo sea Pastor u oveja ¿Cuántas predicas a dado o ha oído sobre la tercera edad y su rol?

La iglesia tiene un compromiso con esta parte de la sociedad y si la Biblia como Palabra de Dios honra a los ancianos, con mucha mayor razón, los fieles de ahora estamos obligados a hacerlo.

Tomemos nuestros puestos, cada uno en su rol y digamos en acción y palabra Abuelos Si, Niñeros No, nuestros ancianos se lo merecen.

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