viernes, 9 de marzo de 2012

Mujer... 55ymás Te Habla (Parte 2)


La mujer de la tercera edad realizada, es el producto de una feminidad madurada, la vieja mujer sabia (u hombre) que ha vivido muy participativamente y ha obtenido una amplia perspectiva de la vida. Algunos la llaman liberada. Ya no está participando de los juegos de poder de la sociedad y se puede, por lo tanto, confiar en que diga lo que ve y en que viva plenamente

¿Conoce mujeres así? Estoy segura de que Dios nos da ejemplos humanos, de carne y hueso, que van delante nuestro en el camino de conformarnos a la imagen de Jesucristo y vivir la vida en abundancia que nos ha prometido. Ejemplos que comparten las grandezas y las debilidades de los demás seres humanos, pero que son una alegría y bendición como personas y como cristianos. Estas son mujeres que en Cristo Jesús han sabido vencer el paso del tiempo.

Cuando la mujer que se sumerge en la negatividad, lamentando el paso de los años, probablemente será rezongona, amargada, criticona, descuidada de sí misma y de los suyos (aunque todo esté en su lugar y a su debido tiempo), poco sociable (pero a la vez chismosa).

Si nunca ha aceptado y disfrutado su condición de ser mujer, difícilmente disfrutara su feminidad en la vejez. La mujer que se realiza siendo madre, esposa, abuela, tía, amiga, tiene perspectivas grandes y creativas de serlo a cualquier edad, pero la mujer que no lo logra tiene perspectivas pequeñas y mezquinas de serlo.

Estos roles son una permanente invitación a la expresión de la feminidad. Pero si se abordan desde la perspectiva del hacerlos y vivirlos, porque sí los vive por costumbre o porque es la norma social, la mujer no alcanzara jamás la plenitud y alegría que acompaña el desempeño sano de los distintos desafíos y ocupaciones de la tercera edad.

Ese "toque femenino" puede verse en el detalle de la estética, en la preparación de una comida, en el cuidado de las plantas y también en la actitud contempladora, en la comprensión madura, en la ternura de los gestos delicados, en la delicadeza y alegría con que le sirve a Dios, en la fortaleza ante las dificultades que desmienten al mal llamado sexo débil y que es tan significativa para otros.

La vida en la tercera edad en la sociedad actual, se vuelve realmente un desafío... o te adaptas a ser discriminada o luchas por cambiar el estado de cosas.

No estamos desconociendo las limitaciones que vienen con la edad. La declinación en la agudeza sensorial, en la habilidad motriz, en la memoria...en mayor o menor grado nos alcanza a todos. Pero pese a todo contrario a lo que realmente no sigue realizando o haciendo una persona mayor, hay mucho que sí puede.  Por eso es importante mantener una  actitud abierta y expectante, un sincero deseo de dar y recibir con generosidad. Un deseo de vivir y cambiar este mundo de los ancianos para que las generaciones jóvenes cuando lleguen, encuentren un mundo mejor.

La Biblia no especifica la edad de la mujer virtuosa que describe a partir de Proverbios 31..10, por lo tanto bien puede ser una mujer mayor, quien en el transcurso de su vida, sus acciones le han hecho ganar admiración y respeto no sólo ante su esposo y sus hijos, sino ante la comunidad. Se muestra laboriosa, emprendedora, afectuosa, previsora, agradable, etc. todo ello es alcanzable en una mujer de años, por ello sostenemos que la descripción no es de una persona joven, sin experiencia, esa descripción parece la de una mujer que no ha dudado en iniciar cuanto proyecto estuviera a su alcance para cuidar de sí y de su familia y honrar a su Señor. Cuando ella no se ha dedicado únicamente a la belleza y los encantos, por el contrario ha descollado en todas las facetas de su ser, es lo que la hace digna de alabanza. Ella no fue una mujer fatua, llena de vanidades.

Una de las implicaciones especiales que la Biblia atribuye al llevar una vida regida por una relación de fidelidad al Creador, es precisamente la buena vejez y fíjese bien hablo de la BUENA vejez, no hay porque llevar una vejez en desgracia, infortunio, etc. Una y otra vez, encontramos la evidencia de que la vida no tiene por qué declinar con la edad, si estamos abiertos a la fuente de la Vida, Jesucristo.

No pierdes la vida cuando mueres, pierdes la vida cuando dejas de tener visión y fe de que mañana será mejor que hoy, cuando olvidas que cada mañana nuevas son sus misericordias. Para el creyente, el ciclo de la vida, aun con su curva declinante de enfermedad, invalidez y muerte, no es más que una oscilación mínima en la curva ascendente hacia la eternidad.  La vida abundante de Jesucristo empieza aquí y ahora y alcanza a todas las etapas de la vida y a todas las áreas de la persona.

Te has puesto a pensar ¿por qué Dios te ha permitido llegar y ser parte del selecto grupo de la tercera edad? ¿Te has puesto a pensar que quiere Dios de ti?

"No nos desanimamos, dice el apóstol Pablo, pues, aunque por fuera vamos envejeciendo, por dentro nos rejuvenecemos día a día". ¿Por qué? Porque en Cristo hemos vuelto a nacer. En Cristo crecemos durante toda la vida.

En Cristo no dejamos de crecer, entendiste... no dejamos de crecer.

Cristo espera algo mas de nosotros, El no nos permitió ser parte del segmento de la tercera, ser ancianos, para que al final nos vengamos a dar por vencidos.

Para el creyente, el ciclo de la vida, aun con su fase declinante de enfermedad, invalidez y muerte, no es más que una nueva oportunidad para hacer nuevas cosas dentro de los parámetros del bien, porque no debemos de dejar de hacer el bien, porque al final tendremos nuestra recompensa.

¿Cuál final? Cuando seamos llamados por El, mientras tanto entendamos que la vida abundante de Jesucristo empieza aquí y ahora y alcanza a todas las etapas de la vida y a todas las áreas de la persona. Para la mujer, esa vida abundante significa también ser plenamente mujer y disfrutar de su feminidad, no importando su edad, porque para todos los ciclos de la vida Dios provee.

Isaías nos dice: "Los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas". En boca del mismo profeta, Dios aseguró: "Yo he cargado con ustedes desde antes que nacieran; yo los he llevado en brazos, y seguiré siendo el mismo cuando sean viejos; cuando tengan canas, todavía los sostendré".

"... y seguiré siendo el mismo cuando sean viejos; cuando tengan canas, todavía los sostendré"

¿Para que nos sostendrá? ¿Será a caso que Dios quiere sostenernos para que nosotros nos dejemos morir?

La mujer mayor puede decir que sí a la vida, puede decir que sí a "ser mujer" en su total plenitud. Los demás podemos acompañarla de muchas formas: desde los gestos cotidianos de ternura y estímulo, hasta los proyectos eclesiásticos, culturales, estatales que reconozcan los derechos y las necesidades de los adultos mayores, largamente atrasados en una sociedad que prioriza la producción y la competencia y margina a los mayores.

Las abuelas y los abuelos ocupan su tiempo en crear cosas o en recrear su espíritu: en la artesanía, el tejido, la costura o la juguetería; con algo más de esfuerzo físico, en la carpintería o la jardinería y  en grata compañía, ir al cine, leer o ver  televisión.

Conocemos la fidelidad del Señor. Cuando la edad nos haya dado canas y nos haya restado vigor, habremos pasado por muchas aguas profundas, seguramente. conoceremos mejor a los más jóvenes,  los límites de la inteligencia y de las fuerzas humanas. Pero conoceremos también de cerca la presencia fortalecedora del Señor, que sigue regalándonos cada día una vida abundante, si queremos recibirla.

LA IMAGEN DE MUJERES MADURAS FORTALECIDAS, ES LA EXPRESIÓN DE LA PERSONA QUE DIOS QUIERE FORJAR EN NOSOTROS. DIGAMOS SÍ A SU INVITACIÓN.

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