viernes, 9 de noviembre de 2012

Una Sociedad de Ancianos, Como Será.



1 Timoteo 5:1..8: “1 No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza. 3 Honra a las viudas que en verdad lo son. 4 Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. 5 Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. 6 Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. 7 Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles; 8 porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.”

Nuevamente volvemos a la carga, porque hemos planteado, ya hasta la saciedad, que nuestra futura sociedad será de ancianos. Hemos dicho que este siglo XXI será reconocido en la humanidad como el siglo de la ancianidad.

¿Por qué insistimos tanto?

Porque Dios esta hablándonos para que preparemos, cada uno desde su lugar, una futura sociedad de valores dignos y abandonemos esta sociedad materialista y deshumanizante de nuestros días. Vivimos a diario una batalla entre una sociedad que desarrolla hábitos consumistas y una sociedad sobria y llena de amor como Dios nos la plantea.

Si hacemos el esfuerzo de tratar de echarle una mirada al camino próximo a recorrer, tendríamos que ahí pasados los próximos doce años, ahí por el 2015, los que nacieron en la década de 1950, celebrarán su cumpleaños número 75 y los miembros de la generación del 60 celebraran 65 años y las generaciones hasta las del 85, estarán entrando en el censo de esta nueva sociedad de ancianos.

Según los diferentes estudios publicados por demógrafos, la edad será lo que principalmente cuente cuando se dé un cambio demográfico de gran envergadura en mas del 80% de las sociedades del mundo. Para el 2025, se tiene proyectado que cerca de uno de cada cuatro ciudadanos tendrá 60 años de edad o más. Hoy, esa proporción es de uno de cada seis ciudadanos.  

Nos estamos dirigiendo hacia una sociedad de personas de la tercera edad, la edad de los años dorados. Espero que este grupo prominente de la población envejezca con gracia y que el grupo de los más jóvenes los trate con respeto.

Digo espero, porque también desde la década de 1950, se presenta un aumento constante de la falta de valores en nuestras nuevas generaciones, que es preocupante pensar a los niveles de violencia de todo tipo que vivimos, como será esta y como impactara en esa sociedad de ancianos.

A  mí me enseñaron a respetar a los ancianos. Crecer con una padre y una madre, que se esmeraron por educarme y muchas veces sin tanta pedagogía o Psicología moderna, me ayudó a aprender a amar y a apreciar a las personas mayores. Y mis padres fueron un ejemplo para mí en cuanto a la paciencia y atención que merecen los ciudadanos veteranos.

Hablo de ese tipo de comportamiento respetuoso que hizo que Eliú esperara su turno para hablar a Job 32:4 “Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él.” El joven esperó a que los demás dieran sus discursos porque “eran de más edad que él”.  Este comportamiento también me lo enseño mi madre y lo aprendí después de la bofetada por meter mi lengua en platicas de mayores, pero lo aprendí y aun ahora viejo lo practico y lo enseño.

Con gran preocupación observo, aun dentro de la iglesia, como las generaciones adultas, jóvenes y niños, han ido perdiendo ese respeto y con ello el amor hacia los ancianos. Leo y veo noticias y lo mismo. Oigo a los padres quejándose de ya no poder contener las malas crianzas de sus hijos y veo a jóvenes sufriendo ya las consecuencias de este desenfreno... muchos han pagado con su muerte. En mi país, El Salvador y diría que en la mayoría de América Central y México, la violencia cobra victimas con creces en los sectores jóvenes, entre los 15 y 40 años, con tristeza veo como la falta de una corrección a tiempo da estos frutos de violencia y muerte.

En el Nuevo Testamento, Pablo escribió estas palabras: “No reprendas con dureza al anciano, sino, más bien, exhórtalo como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos, a las ancianas, como a madres; a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza” (1 Timoteo 5:1..2).

Él enfatiza que a los hombres mayores se les debe tratar con gentileza y amabilidad, como a un padre, y a las mujeres mayores se las debe tratar amorosamente, como a madres. Pero como lograrlo en un mundo en donde la unión libre, el divorcio y la paternidad y maternidad irresponsable deja hijos tirados por doquier o en sociedades pobres, que sufren el abandono de los padres por ir a buscar ese “sueño americano” que se torna “pesadilla americana” para nuestras sociedades donde aumentan los hijos abandonados.

Ya se puso a pensar amado lector, que estas generaciones son las que a la vuelta de algunos años serán nuestras sociedades de ancianos...

Es importante que respetemos a los que son mayores que nosotros. Eliú y Pablo ayudan a definir el deseo de Dios de que amemos y respetemos tiernamente a aquellos que están un poquito más allá en el camino de la vida.

Pero nuestras sociedades también nos demandan que por amor a nuestros descendientes, actuemos, elevemos nuestra voz, hagamos verdaderas obras educativas, llevemos nuestra cultura cristiana a esos niveles que vienen y están pronto a ser los nuevos viejos de una nueva sociedad de ancianos.

Mostrar respeto a las generaciones mayores va mas halla de hablar de las actuales, los mayores de ahora, tenemos un compromiso de trascendencia en lo temporal de nuestras vidas, las generaciones mayores de ahora debemos también amar a las generaciones mayores que nos van a sustituir, a esos que están por ser igual a nosotros.

Los mayores de ahora no nos podemos dar el lujo de una vida eminentemente contemplativa como se le concebía antes a la vejez, muchos viejos de ahora vivimos los años dorados de las luchas revolucionaria de los años 60, 70 y 80, ahí queda el Che Guevara y otros que fueron símbolos revolucionarios... muchos quizás anduvimos en movimientos estudiantiles, otros en la guerrilla otros solo miramos y simpatizamos, pero de una forma u otra somos parte de unos años de ideales sociales de transformación... y ahora de viejos ¿Qué?

Aun es tiempo que con un pensamiento amplio nos preguntemos: ¿De qué manera he estado mostrando respeto o falta de respeto hacia los ciudadanos de la tercera edad? ¿De qué manera mi relación con Dios se ve afectada por mi comportamiento hacia las personas mayores?

Pero sobre todas las cosas, los adultos mayores contemporáneos estamos también llamados a “transformar nuestro entendimiento”, no podemos declararnos cansados o pretender que por viejos ya no podemos, debemos entender que tenemos un compromiso de luchar, de denunciar, de transformar esas acciones abusivas y denigrantes que ahora expresa la sociedad para con los viejos, debemos luchar por nuestros jóvenes de ahora, ellos merecen una sociedad mejor que la de los viejos de ahora.

Es necesario que nos incorporemos a nuestros propios grupos sociales, si no los hay, criémoslos, porque hay que tomar una actitud como la de Caleb a sus ochenta años.

Debemos de aprender a decir “heme aquí Señor” y hacer lo que aun nos falta y podemos hacer, Dios espera aun mucho de nosotros... Dios tiene confianza en nosotros.

En resumidas cuentas: ama a los ancianos como si fueran de tu propia familia y ama a tu descendencia porque ellos serán los próximos ancianos.

Una Sociedad De Ancianos, ¿Cómo Será?


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