viernes, 27 de enero de 2012

Del Israel Bíblico: Trato A Los Ancianos


En la mayoría de los hogares en todas partes del mundo, hay ancianos que cumplen los más variados roles, desde ser privilegiados con atenciones, recibiendo el cariño digno y merecido de sus familiares, hasta ser absolutamente ignorados y maltratados.

Resulta difícil tener una idea exacta de lo que sería una vejez "natural" sin tener en cuenta la pertenencia del individuo a una cultura determinada.

En el pasado la suerte de los ancianos dependía de las penurias del pueblo y de las costumbre que se instauraban. En algunas tribus antiguas del Japón, los Ainu, maltrataban a los viejos como también los padres a sus hijos: las bocas parásitas en una situación de frío y pobreza angustiante explicaba en parte ese comportamiento. En cambio, otras culturas igualmente precarias tendían lazos afectuosos entre padres e hijos y cuidaban de los viejos.

Unas veces se ha valorado la experiencia de la edad, otras, en las que la sociedad vivía al día, se ha visto al anciano como un fardo insoportable. En todas estas situaciones, como puede observarse que la "vejez" no ha significado lo mismo.

Hoy reflexionaremos, recordaremos o aprendemos Qué nos dice la sagrada escritura acerca de los Ancianos y Ancianas en medio del Pueblo de Israel:

El pueblo de Israel honraba en sobre manera a los ancianos reconociendo en ellos una fuente inagotable de sabiduría y autoridad. La edad concedía derechos especiales, como poner a un anciano a la cabeza de la familia o de la tribu: Jueces 8:14. “ y tomó a un joven de los hombres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los nombres de los principales y de los ancianos de Sucot, setenta y siete varones”

Por otro lado leemos: "Ordeno Moisés, con los ancianos de Israel, al pueblo, diciendo: Guardareis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy";  (Deuteronomio 27:1) Los ancianos eran el apoyo de autoridad para el líder.

Los ancianos eran los encargados de la toma de decisiones importantes que afectaban a una tribu o a la nación completa (Jueces 11:5..8), (2 Samuel 5:3);

Eran considerados y honrados como príncipes: Éxodo 18:12, “Y tomó Jetro, suegro de Moisés, holocaustos y sacrificios para Dios; y vino Aarón y todos los ancianos de Israel para comer con el suegro de Moisés delante de Dios”

Dios mismo, inclusive, había reservado un mandamiento exclusivamente para los ancianos de cada casa, "Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da" (Deuteronomio 5:16)

Tremendo mandamiento! Qué encierra dos promesas de bendición: La primera: La prolongación de tus días, promesa de vida, pero lo mejor es la segunda parte de esta promesa: Para que te vaya bien, para que prosperes en todo lo que emprendas, para que seas bendecido, o sea no sólo vivir sino vivir más y en bienestar completo !Qué maravilloso es Dios!

Asimismo las ancianas eran muy importantes dentro de la organización familiar, ellas eran reconocidas por el pueblo de Israel mucho más que por otras culturas paganas que convivían a su alrededor.

Se le daba una honra especial a la anciana independientemente de su condición jerárquica "Vino Betsabé al rey Salomón para hablarle de Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó ante ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo traer una silla para su madre, la cual se sentó a su diestra" (I de Reyes 2:19)

"Entonces murió Débora, ama de Rebeca, y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una encina, la cual fue llamada Alón-bacut (esto es la encina del llanto)" (Génesis 35:8), Betsabé era la reina madre, y su hijo el rey le honraba personalmente postrándose a sus pies, si el rey la recibía con esos honores debemos presumir que el resto del pueblo le honraba de igual o mayor manera, en oposición Débora era la nodriza de Rebeca, la mujer que le había amamantado durante su infancia, las nodrizas eran muy valoradas por el pueblo de Israel, y muchas veces seguían cumpliendo funciones de cuidado más allá de la infancia de quien amamantaron, en este caso Débora incluso salió con Rebeca de Nacor para que contrajera matrimonio con Isaac (Génesis 24:59) Débora acompañó hasta el final de sus días a Rebeca; por lo tanto fue digna de amor y cuidados totalmente merecidos por parte de la familia, Débora dejó de existir aproximadamente a los 120 años, y me imagino con cuanto amor Isaac, Rebeca y sus hijos deben haber cuidado de esta ancianita en sus últimos años de vida, con cuanta ternura deben haberle alimentado, aseado, agradecidos por todo el amor que Débora entrego durante años supliendo con toda abnegación a la madre de Rebeca y a la propia madre de Isaac, quien había muerto antes del matrimonio de su hijo, causando natural conmoción y pena para él (Génesis 24:67).

Las situaciones bíblicas anteriores nos hacen ver la ancianidad de una forma diferente, pero en la actualidad, Ud. estará de acuerdo conmigo, en que la imagen que sobre la vejez trasmite las sociedades económica y socialmente desarrolladas dista mucho de resultar atractiva o envidiable como la bíblica.

En parte, puede explicarse por la decepción de contemplar después de los cincuenta y cinco años, que se va perdiendo el sitio, el protagonismo, el poder físico, intelectual, sexual, económico, laboral.

Es una situación, aceptémoslo, compleja, con aspectos objetivamente negativos y difícil de ser percibida como deseable. Y más en un mundo en que el deseo se ha erigido en el motor de la vida económica e incluso en móvil de decisiones en el espacio de lo personal.

La sociedad excluye a los ancianos y ellos mismos parecen en muchos casos dispuestos a arrinconarse en la fila de los menos activos. Desde esas dos dimensiones complementarias debemos contemplar la situación:
·        ¿qué podemos hacer por el colectivo de los viejos? y
·        ¿qué pueden hacer ellos por sí mismos?

Para empezar, una de las cuestiones pendientes de esta sociedad que envejece a un ritmo que demógrafos, economistas y psicólogos no dudan en calificar de preocupante, es cómo cambiar la imagen del envejecimiento, paso indispensable para que tanto las personas que entran en esa fase vital como la sociedad en general modifiquen sus actitudes ante los ancianos.

Salmo 92:12..14 “12 El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. 13 Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. 14 Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes” Aleluya... estamos vigorosos y verdes.


Basta ya de hablar por los de 55ymás, es necesario oírlos a ellos, es necesarios cambiar la visión, es necesario iniciar algo nuevo sobre la base de algo viejo: la Biblia.

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