Cuando honramos y cuidamos de nuestros padres,
estamos sirviendo a Dios también. La Biblia dice: "Honra a las viudas que
en verdad lo son. Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero
a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque
esto es lo bueno y agradable delante de Dios… porque si alguno no provee para
los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un
incrédulo." (1 Timoteo 5:3…4, 8).
No todas las personas mayores necesitan o
quieren atención constante en las casas de sus hijos. Pueden preferir vivir en
una comunidad con otras personas de su edad, o pueden ser capaces de total
independencia. Independientemente de las circunstancias, todavía tenemos
obligaciones a nuestros padres.
Si están en necesidad de asistencia financiera,
les deberíamos ayudar. Si están enfermos, nos debemos cuidar de ellos. Si
necesitan un lugar para vivir, debemos ofrecerles nuestro hogar. Si necesitan
ayuda con el trabajo doméstico o el cuidado de su propiedad, deberíamos
ofrecerles nuestro apoyo. Y si están bajo el cuidado de un asilo de ancianos,
tenemos que evaluar las condiciones de vida en la institución para asegurar que
nuestros padres estén siendo cuidados correcta y amorosamente.
Bueno es que sepamos que existe un sector de
clientes vulnerables en el negocio financiero, siendo ese, el segmento de los
adultos mayores y dentro de este segmento, es aún más vulnerable el de las señoras
mayores. En Gran Bretaña, desde el año 1815, existe una compañía que se
denomina "Scottish Widows", o "Viudas Escocesas", que
actualmente es una subsidiaria del Lloyds Banking Group. Fue fundada en
Edimburgo por un grupo de escoceses quienes preocupados por el futuro de sus
esposas y hermanas decidieron crear una empresa para resguardar sus bienes a la
luz de las guerras de entonces.
Algo similar ocurre en la actualidad, quizá no
ya por las perspectivas de guerras sino por otro tipo de enemigos, a veces
hasta más peligrosos donde el enemigo no usa uniforme de guerra y no se lo
puede distinguir de los buenos, sino todo lo contrario, se muestran como muy
cercanos.
Por lo que leo0 y me ha tocado presenciar,
debemos de cuidarlos de:
Abuso en
la tasa de interés y comisiones:
Esto es muy habitual, frases como “¡Don
Ramírez! ¿Cómo esta? Le estamos renovando su depósito a plazo y esta es la
mejor tasa que existe, no va a encontrar otra mejor”. Es hasta “normal” esto
por la baja capacidad negociadora de algunos clientes. Cobros de comisiones sin
el debido aviso previo y claro, solo el contrato con letras pequeñas que se
firma al pie para estar legalmente cubiertos. Muchos adultos mayores no tienen
forma de validar que la tasa que le están ofreciendo por sus ahorros es
realmente lo mejor que hay en el mercado para el mismo tipo de riesgo. Es un
tema que los adultos mayores, no acompañados por asesores o parientes honestos
y con conocimiento, muy fácilmente reciben tasas de interés por sus ahorros que
estaban absolutamente lejos de la tasa de mercado.
Abuso en
el riesgo ofrecido al cliente:
Son malas ventas de productos financieros a
adultos mayores, por el sencillo motivo de que algunos ejecutivos tenían mayor
comisión o un premio para el vendedor de la entidad financiera, local o
internacional, sin tener en cuenta que realmente el producto financiero no era
conveniente en absoluto para ese adulto mayor. En los casos que aún no han
sufrido pérdidas, estamos obligados a reencaminarlos a la mayor velocidad
posible en su portafolio de inversiones a sectores y áreas más seguras para su
actual necesidad.
Abuso de
parientes cercanos:
Piden codeudorías, “ayudas” no muy urgentes que
digamos. Muchas veces con excusas y manipulación emocional. Muchas veces sin
ninguna real necesidad de subsistencia, existen tantos casos de hijos y nietos
que deberían adaptarse a su real nivel de vida, pero que optan por mantener un
nivel de vida irreal apoyados en sus padres o abuelos, manipulándolos emocionalmente
y quitándoles un dinero que está destinado inicialmente a garantizar los gastos
de salud y de subsistencia de dichos adultos mayores. Muchos hijos y nietos
cometen muy frecuentemente el error de confundir capital con interés. Dicen “el
abuelo tiene mucho dinero”, (quizá tiene buen capital, pero es lo que le está
generando su actual ingreso y su jubilación). Clásico error de confundir
capital con interés.
Abusos de
anteriores socios y accionistas con el advenimiento de nuevas tecnologías y
nuevas generaciones o nuevos proyectos que exceden al conocimiento técnico de
nuestros adultos mayores clientes:
En las empresas familiares donde ha habido una
sucesión ya de tercera generación, los adultos mayores del medio pueden
fácilmente ser presa del aprovechamiento de otros accionistas que manipulando
emocionalmente al socio, buscan sacar provecho del mayor valor de sus acciones
en favor propio o de otras personas ajenas al adulto mayor que queremos
defender y cuidar.
Las personas de bien, (hijos, nietos o
sobrinos) que deseen lo mejor para sus adultos mayores, salvo que ellos se
sientan seguros en términos de conocimiento financiero y que tengan el tiempo
para ayudarles, deben realmente contratar a un asesor de confianza para evitar
que el patrimonio no sea objeto de abusos, ya sea de entidades financieras o de
personas inescrupulosas que se acerquen a sus adultos mayores. Si desean un
nivel aun mayor de perfección en los controles, para garantizar que el
patrimonio del adulto mayor sea bien administrado –en forma vitalicia y hasta
que pase a nuevas manos- se debería construir una estructura fiduciaria que
estipule claramente el destino y uso del patrimonio familiar o personal, así
como definir qué nivel de riesgo se desea tomar y cuál es el objetivo de ese
patrimonio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario