Nuestros ancianos son victimas de estereotipos sociales que nosotros
mismos creamos, permitimos y fomentamos.
Para un entendimiento mejor de lo anterior debemos conceptualizar ¿Qué
es un estereotipo?
Se conoce con el nombre de estereotipo (del griego: στερεός [stereós],
«sólido», y τύπος [typos], «impresión, molde») a la percepción exagerada y con
pocos detalles, simplificada, que se tiene sobre una persona o grupo de
personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, que
busca “justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada
categoría social”.
Regularmente los estereotipos son basados en prejuicios que la
sociedad establece conforme su ideología de “modelo a seguir” de conducta o
características físicas, estos van cambiando conforme el paso del tiempo.
El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que
los estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que sólo
se pueden cambiar mediante el razonamiento personal sobre ese tema.
Los estereotipos son alegatos comunes del pasado. Incluyen una amplia
variedad de alegaciones sobre diversos grupos raciales y predicciones de
comportamiento basadas en el estatus social o la riqueza. Son esquemas de
pensamiento o esquemas lingüísticos pre construidos que comparten los
individuos de una misma comunidad social o cultural.
En nuestras sociedades la gente mayor está estereotipada. Es habitual
que pongamos estas etiquetas de “mayores igual a personas incompetentes en
tecnologías digitales y que no saben adaptarse a los cambios”.
Son ideas poco contrastadas, prejuicios.
Falta investigación. Y la investigación sobre esta problemática está
demostrando que la situación es mucho más diversa de lo que dicen los
estereotipos. Y todo empieza por la forma en que nos aproximamos a la gente
mayor. Si hiciéramos como en otros segmentos de edad, deberíamos distinguir
cuidadosamente las diferentes generaciones.
No podemos homogeneizar las personas de sesenta y cinco años hacia
arriba.
Alguien de sesenta y cinco años no tiene nada que ver con alguien de
noventa. Las trayectorias vitales pueden ser completamente diferentes, y los
usos de las tecnologías digitales también pueden serlo.
Las tecnologías digitales pueden servir de puente de conexión entre
generaciones, una de las cosas que vimos cuando empezaron a popularizarse
tecnologías digitales como el teléfono móvil es que permiten la comunicación
persona a persona. Hemos dejado de llamar a un lugar para pasar a llamar a una
persona.
De este modo, hasta hace poco, los abuelos llamaban a casa y hablaban
con los padres o las madres, quienes luego les pasaban a los nietos.
Actualmente la comunicación es directa; por tanto, nos estamos saltando
intermediarios.
Facebook es un lugar interesante para evidenciar el anterior fenómeno.
Existe un proyecto, que liderará Andrea Rosales y que forma parte de una
comparativa internacional, que se llama Grannies on the net (Abuelas en la red).
El objetivo es hablar con abuelas sobre sus relaciones con la familia y en
particular, con sus nietos y nietas. Por ejemplo, cuando se empezó a
popularizar Facebook había adolescentes que no querían tener agregados a los
padres, pero sí a los abuelos, porque consideraban que estos no los
censurarían.
Cada generación tiene unas tecnologías. Lo que le sucede a la gente
mayor es que ha tenido que aprender más cosas diferentes.
Haber accedido a este conocimiento previo te permite dar el siguiente
salto. Hay un conocimiento que va «a capas», es acumulativo. ¿Qué es lo que ha
sucedido?
Cuando esta transformación te llega cuando eres una persona mayor,
normalmente parece que tengas menos tiempo para aprender los cambios. Lo que
cuenta es la trayectoria vital, como decíamos antes. Por ejemplo, hay personas
que, por circunstancias vitales, ya tocaban ordenadores en la década de los
setenta y los ochenta y les resulta más fácil adaptarse porque tienen un
bagaje. Alguien a quien en su entorno laboral no le han pedido nunca que toque
un ordenador y ahora, con ochenta años, lo tiene que hacer, si no tiene un mapa
mental debajo, se le pueden presentar ciertas dificultades que quizás su
entorno no termine de entender.
Aunque las nuevas tecnologías suponen muchas ventajas para la tercera
edad, muchas personas mayores se sienten alejadas de estas innovaciones. Esta
sensación genera una brecha digital que es importante que vayamos reduciendo.
Veamos con algo más de detalle las razones de este alejamiento:
- El desconocimiento. Muchas personas mayores desconocen los usos de estos dispositivos, que los pueden ayudar a mejorar su calidad de vida.
- La complejidad de su uso. A muchas personas les angustia el hecho de adentrarse en un mundo complejo: tienen miedo de equivocarse, de cometer errores que no sepan resolver, de borrar información sin querer…
- La falta de recursos económicos. El acceso a los dispositivos y a la tecnología más actual está limitado por unos costos elevados.
- La exclusión de la tercera edad de los anuncios de productos tecnológicos, que raramente protagonizan los mayores. Son productos que no van dirigidos a este sector de la población, lo que les genera un sentimiento de indiferencia.
Como acercar las tecnologías de la comunicación a las personas mayores
Una de las claves para acercar las tecnologías de la comunicación a
las personas mayores es despertar su curiosidad a través de temas que les
interesen.
Hay que empezar usando las aplicaciones de más fácil manejo, yendo
poco a poco en las explicaciones y en la introducción de nuevos conceptos y
usos. Con paciencia y remarcando los éxitos conseguidos se les anima a no
desesperarse y a no abandonar su práctica.
Tampoco hay que olvidarse, a la hora de introducir a las personas
mayores en las tecnologías de la comunicación, de tratar los aspectos
relacionados con la seguridad en la red.
No es justo apartar a los ancianos de las bondades tecnológicas; ya es
hora que ayudes a uno por lo menos a entrar en este maravilloso mundo on-line.
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