Encontrar una razón para vivir es encontrar la
vida misma, es poder seguir el camino mirando hacia delante. Para encontrar
estos propósitos vitales, nos hará bien poner atención a las siguientes pautas:
Pertenecer: Tener un grupo de
pertenencia hace que uno no esté solo frente a las circunstancias, levanta a la
persona a un nivel de importancia con respecto a los demás, porque se es
co-importante; no es lo mismo ni para uno ni para los demás que yo esté o no
esté. Mi presencia o mi ausencia es relevante. Por otra parte, pertenecer a un
grupo referencial implica tener amigos, tener pares, gozar de comunión
fraternal, amar y ser amado, aceptar y ser aceptado, cuidar y ser cuidado.
- Salmo 133: "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! (...) Porque allí envía el Señor bendición y vida eterna."
- Proverbios 17:17: "En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia."
- Proverbios 18:24: "El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano."
- Eclesiastés 4:9: "Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga por su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañera; pero ¡ay del solo! ¡Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante!"
Dar: el dar es siempre una
experiencia enriquecedora. Mucho más enriquecedora que recibir. Dar implica
trasladar el foco de atención de uno mismo hacia otros. Significa salir del
ensimismamiento de los propios problemas y necesidades. Es tener un objetivo
que trascienda a uno mismo. Dar hace que uno tenga un objetivo, hace que uno se
abra al otro y supere la soledad y el egoísmo. Quien da siempre tiene una razón
para vivir. Por supuesto que no estamos hablando sólo del dar material, que
será muy importante si es que se tiene la posibilidad. Pero estamos hablando de
otro tipo de dar. Se puede dar amor, afecto, amistad, comprensión, contención,
tiempo, trabajo, ayuda, etc. Hay promesas bíblicas con respecto al dar:
- Proverbios 11:24: "Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza."
- Hechos 20:35: "En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir."
Servir: Tomemos ejemplo del
Señor, que no vino para ser servido, sino para servir. El servicio es una
experiencia gratificante y hace que la vida siga teniendo un sentido. Se puede
servir de muchísimas maneras y no todas demandan grandes esfuerzos físicos. Es
posible servir acompañando a alguien o simplemente haciendo un llamado
telefónico; haciendo tareas humanitarias; tejiendo una ropita de bebé en el
hogar. El abanico del servicio es amplísimo y amplísimas son también las
necesidades que existen a nuestro alrededor. La iglesia a la que cada uno
asiste, seguramente, está llena de personas con necesidades que podrían contar
conmigo. O quizás exista algún programa de servicio al que uno pueda acoplarse.
- Eclesiastés 9:10: "Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría."
Mantenerse
ocupado:
El ocio continuado nunca es bueno, a ninguna edad. Dice un dicho que quien
menos hace, menos quiere hacer, y esto es real. El ocio genera ocio, y
haraganería, pero puede también, especialmente en la edad madura, generar malos
pensamientos, depresión, soledad, tristeza, sentimiento de inutilidad, etc.
Combatir el ocio es la mejor manera de llenar el tiempo libre que, cuando uno
es mayor, es lo que le sobra. Uno puede mantenerse ocupado dando, sirviendo,
teniendo amigos, pero también realizando alguna actividad placentera, de
aquellas que uno siempre ha querido hacer y nunca antes ha podido. Las
posibilidades son infinitas, sólo hay que animarse.
- Eclesiastés 11:6: "Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno."
Tener
planes:
Tener planes para la vida inmediata, no a largo plazo, hace sentir que uno
tiene futuro, que la vida no se cuenta sólo para atrás. Tener metas implica
tener cosas que alcanzar y tener cosas que alcanzar significa tener una razón
para vivir cada día, un día más. Si esta opción se renueva cada mañana o cada
noche, hallamos una razón para vivir. No se trata de grandes planes. Se trata
de pequeños logros, metas cortas, proyectos chicos. Esto nos mantendrá vivos.
Tener planes alienta la esperanza, fomenta la confianza, desarrolla la
expectativa, genera fe. Tener planes devuelve la alegría de vivir con una razón
valedera.
- Filipenses 3: 12 y 13: "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."
Cultivar
la espiritualidad:
considero desde todo punto de vista, que si la espiritualidad no se desarrolla
plenamente, si no se le da el lugar que corresponde en la vida diaria, ninguno
de los puntos anteriores podrá desarrollarse con plenitud.
El ser humano es cuerpo, alma y espíritu;
consideramos al espíritu como el enlace que nos acerca y nos une a Dios, que es
también espíritu. Por eso la dimensión espiritual en un ser humano es tan
importante; además afecta (bien o mal) a las otras dimensiones, la física y la
del alma (sentimientos, intelectualidad). De una satisfactoria vida espiritual
dependerá una saludable vida emocional y física, aunque no puede decirse lo
mismo para el caso inverso: no todo el que tiene salud o se siente satisfecho
emocionalmente, vive una vida plena. Puede ocurrir que, aun teniendo paz en
estas dos áreas, sin embargo, todavía se experimente un vacío existencial muy
difícil de llenar. La crisis de la espiritualidad es la crisis de la
modernidad. Es el hombre sin Dios, arrojado en el mundo.
El espíritu del hombre, por ser aquello que lo
une a Dios, siempre tendrá "sed de lo trascendente", "nostalgia
del paraíso", como decían los poetas. No se puede vivir ignorando lo
espiritual: vivir sin lo espiritual, es vivir a medias.
- Romanos 8:6: "Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz."
- Oseas 6:3: "Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra."
La opción que se nos plantea es vivir la edad
madura como un almendro florecido o como una higuera estéril: una higuera
estéril ya no sirve. Sus ramas se secan, su hermosura se extingue, su razón de
ser ya no existe. Ya no dará fruto, ni sombra, ni abrigo... Es arrancada, y
quemada en el fuego...
El libro de Eclesiastés (cap. 12) compara a la
vejez con un almendro florecido, por el color blanco de sus flores, como
coronando una cabeza encanecida por los años. Y es verdad que:
- se oscurecen los que miran por las ventanas (v.3: los ojos);
- se van cerrando las puertas de afuera (v.4: los oídos);
- cesan las mulas (v.3: los dientes),
- crecen los temores (v.5),
- se perderá la fortaleza de antaño (v.5),
- la alegría de vivir disminuye (v.4) ...
Es el ciclo de la vida, y hay que aceptarlo y
afrontarlo con paz. Depende de uno cómo decida vivirlo y depende también de
uno, cómo ayude a los demás a afrontarlo.
Porque una higuera estéril ya no sirve de nada,
pero un almendro florecido no sólo es bello, sino que anuncia que pronto
volverá a dar fruto. ¿Y es posible? Es posible, porque mientras hay vida, hay esperanza.
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