Muchas personas de la tercera edad admiten que
no saben qué hacer con tanto tiempo libre o que hay actividades que no se
adaptan a sus posibilidades. Sin embargo, la lectura puede ser una manera de
ocupar tiempo muy provechosa, a la vez que entretenida, ya que además de
fomentar la imaginación, fortalece y mejora la memoria en esta etapa de la
vida.
Es algo obvio, que la lectura aporta efectos
positivos que son importantes a cualquier edad, pero más aún en la vejez. Es
por este motivo que vale la pena incorporarla como un hábito que se puede ir
introduciendo poco a poco, y de manera que no se convierta en una obligación,
ya que podría ocasionar el poco disfrute de la persona, efecto contrario al que
se busca. Ser un lector habitual también previene el deterioro cognitivo, al
requerir el ejercicio de distintas zonas del cerebro.
Los psicopedagogos concuerdan con que la
lectura exige ejercitar diversas áreas cerebrales, ya que, implica crear
asociaciones, la transformación de elementos lingüísticos, la comprensión de
ideas y el funcionamiento de la memoria sostenida para mantener la información
y el hilo de la historia, son funciones mentales que se utilizan al leer.
Por otro lado, el adulto mayor suele llevar una
vida con menos tareas diarias a realizar y estímulos externos más reducidos que
en otras épocas de la vida, lo que ocasiona que las preocupaciones personales
puedan sentirse más graves de lo que el realidad son.
En este sentido, la lectura aporta estímulos
nuevos, así como la posibilidad para el lector de introducirse en otras vidas,
conocer otras problemáticas y formas de resolver problemas y de igual manera
fomentar la imaginación.
Bueno es entonces el fomentar en nuestros
mayores el desarrollo del amor a la lectura y a manera de sugerencia me
permitiría apuntar:
Iniciarse en la lectura con textos que llamen
la atención a la propia persona. Es adecuado hacerlo en horas del día donde
tengamos más luminosidad, como por las mañanas.
La persona ha de buscar un momento de tranquilidad,
porque al principio puede ser difícil concentrarse. Para conseguir adquirir el
hábito de la lectura también es conveniente iniciarse en textos de letra grande
y pocas páginas.
Otras sugerencias son las de leer a intervalos
y no forzarse cuando la concentración se pierde. “Es mejor leer un par de
páginas al día que obligarse a estar dos horas con el libro”. Sólo la
periodicidad hace que una actividad se transforme en hábito y se incorpore a la
vida diaria.
Sugerencias de lectura
Leer cuentos a los nietos también fomenta la
lectura y fortalece el vínculo con los más pequeños, además el hecho de leer
libros infantiles puede hacer que el rato de lectura sea muy ameno, tanto por
la compañía y el fin de la lectura como por la facilidad y sencillez de los
textos.
Otra buena forma de leer y divertirse es
compartir el hábito con personas del círculo más cercano, como pueden ser
amigos que también disfruten de leer o incluso con la misma pareja o vecinos.
Buscar un lugar de la casa o un espacio en el
exterior que aporte tranquilidad puede ser la mejor manera de desconectar
durante un rato y disfrutar de un buen libro.
Es muy posible, porque suele suceder, que
cuando el adulto manifieste interés por la lectura sea motivo de conjeturas,
criticas y hasta burlas por personas cercanas en su vida, quienes en su afán de
opinar generalmente rebuznan y terminan a veces sin darse cuenta emitiendo un
insulto.
Como se que lo anterior sucede y deseando
ayudar a una introducción a la lectura en esta edad, deseo compartamos el
cuento llamado “El Coleccionista de Insultos”:
“Cerca de
Tokio vivía un gran samurái, ya anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo
zen a los jóvenes.
A pesar
de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario.
Cierto
día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del
viejo. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que el
adversario hiciera su primer movimiento, y, gracias a su inteligencia
privilegiada para captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven
e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla.
Conociendo
la reputación del viejo samurái, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más
su fama.
Los
estudiantes de zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea,
pero el anciano aceptó el desafío.
Entonces
fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al
viejo:
Arrojó
algunas piedras en su dirección, lo escupió en la cara y le gritó todos los
insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros.
Durante
varias horas hizo todo lo posible para sacarlo de sus casillas, pero el viejo
permaneció impasible. Al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven
guerrero se retiró de la plaza.
Decepcionados
por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los
alumnos le preguntaron:
- ¿Cómo
ha podido soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo
que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos
nosotros?
El viejo samurái
repuso:
-Si
alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas, ¿a quién le pertenece el
regalo?
-Por
supuesto, a quien intentó entregarlo -respondió uno de los discípulos.
-Pues lo
mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos añadió el maestro-. Cuando
no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.”
Reflexión: ¿Qué pasaría si no cedemos a
provocaciones, insultos e intentos de humillación? No podemos cambiar la
actitud de los demás, pero podemos elegir no entrar en el juego, y no caer en
la provocación. ¿se os ocurre algún ejemplo de vuestro día a día en donde
podáis aplicar las enseñanzas del maestro? ...
Tan solo regálele a un adulto mayor una Biblia
y si es ilustrada mejor y esto lo hará estar feliz.
Isaías 55:11 “así es también
la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo
deseo y cumplirá con mis propósitos.”
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