Job 5:26 “Llegarás al sepulcro
anciano pero vigoroso…”
Aun cuando parece contrario a la lógica, todo
indica que entre más años tenemos, más felices somos, esto es contrario a lo
que muchos creen.
¿Cómo te imaginas a los 70, 80 o 90 años? Los hechos
de cada uno; definen cómo será el final de nuestros días: sólo o acompañado,
adinerado o pobre o con buena o mala salud. Los criterios de cada quien
difieren, pero hay algo de lo que, unos más y otros menos, estamos seguros: la
vejez perfecta, bella, abundante y sana no existe. Siempre habrá un “pero”.
¿Qué es la felicidad en la tercera edad?
De acuerdo a algunos estudios realizados en la
Universidad de California, todo estriba en una buena y activa salud mental. Y
resulta bastante lógico, pues más allá de las enfermedades, de la soledad, de
la pobreza o de los achaques físicos de cualquier tipo, si alguien se mantiene
en una actitud positiva, posiblemente vivirá una vida más plena y feliz.
Los viejos son más sabios, más seguros y más
felices, aun cuando la imagen que la mayoría de la sociedad occidental tiene
sobre la vejez, que ve lo ve como un anciano impedido físicamente, con
deterioro cognitivo, solo y triste, esta parece estar muy errada, o por lo menos
eso es lo que revelan los últimos estudios de psiquiatría y neurociencia de la
Universidad de California. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo y algunas
capacidades cognitivas se deterioran, sin embargo, con la edad las personas
comienzan a sentirse más cómodas en su propia piel, más seguras de sí mismas y
en resumen, más tranquilas y felices. ¿Resultado? Una salud mental de hierro,
mejor que en cualquier otra etapa de la vida.
Uno de estas investigaciones, tomo el desafío
de estudiar el envejecimiento desde la perspectiva de la salud mental. No se
trata de algo irrelevante, pues la depresión es la causa de una buena parte de
fallecimientos al año. Las entrevistas, telefónicas y presenciales, se
realizaron a un grupo de 1.546 personas entre 21 y 100 años. Las preguntas iban
dirigidas a averiguar el estado de salud física y mental paralelamente, también
detectando si existía deterioro de las capacidades cognitivas.
Los resultados fueron bastante lógicos en un
sentido y sorpresivos en otro. Lo obvio y esperable fue la detección del
deterioro de las funciones físicas y cognitivas en la población más envejecida.
Sin embargo, lo que dejó a los médicos gratamente sorprendidos, fue el darse
cuenta que el grupo de adultos mayores era muchísimo más sano mentalmente, lo
que se evidenciaba en una mejora lineal a lo largo de la vida. En otras
palabras, entre más viejos somos, mejor nos sentimos con nosotros mismos.
La mala salud no es sinónimo de depresión, ¡es
cosa de actitud! La formula si queremos saberla no sería vejez + enfermedad =
depresión. Sino: vejez + enfermedad + actitud positiva y experiencia =
felicidad.
Otra investigación se realizó con 500
voluntarios de entre 60 y 98 años que vivían de manera independiente, pero que
habían padecido o padecían enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes,
problemas cognitivos u otras disfunciones. Se les pidió que evaluaran la
calidad de su envejecimiento en una escala de 1 a 10 y los psiquiatras
volvieron a sorprenderse para bien: la media fue de 8,4. Y mejor aún: menos del
10% de los entrevistados asociaban la calidad de su envejecimiento con su
estado de salud física.
Analizando la muestra, los científicos se
dieron cuenta de algo aún más inesperado: los encuestados más optimistas
(aquellos que mejor habían calificado su calidad de envejecimiento) no siempre
coincidían con aquellos que tenían mejor salud. Había ancianos enfermos que
consideraban que la etapa de vida que estaban viviendo, era plena y feliz.
¿Qué demuestra este estudio? Hay una conclusión
bastante lógica: la percepción que cada quien tiene sobre sí mismo es más
importante que nuestro estado físico a la hora de calificar nuestro
envejecimiento. Un “buen envejecimiento” deja de relacionarse a un buen estado
de salud, pues priman factores como una actitud positiva y un “hacerle frente”
a la vida con mayor seguridad, algo que cuando se es más joven aún está en
desarrollo. Otros puntos claves son tener una vida social activa, leer y
participar en actividades de ocio, lo que suma puntos a la felicidad de los
mayores.
Tristeza, dolor, angustia y amargura existen
por montón en todas las etapas de la vida y problemas de salud mental también.
Pero, al parecer, los ancianos son más propensos a adoptar actitudes positivas
mentalmente con más frecuencia.
En el sitio Psychology Today aparecen estos
siete elementos de la sabiduría que permiten que los viejos tengan una mejor
salud mental y se sientan más cómodos consigo mismos.
1. No guardarle rencor a nadie y tampoco a uno
mismo. Aprender a perdonar y a perdonarse nos ayudará a tener menos demonios
mentales (¡y a dormir mucho mejor!).
2. Abrazar lo que eres, con todos tus defectos.
Y eso también se extiende a nuestras incapacidades físicas o cognitivas. Somos
lo que somos y al que no le guste, que se dé media vuelta.
3. Vocalizar tus imperfecciones sin vergüenza.
Si somos capaces de hablar sobre nuestros defectos, los tendremos mucho más
controlados.
4. La práctica consciente de regulación de
nuestras emociones. O sea, estar atentos a nuestras emociones, observarlas y al
igual que en el punto anterior, controlarlas.
5. Mantenerse ecuánime. No ser fanático ni
extremista con nada, guardar las proporciones en todo, ¡que la experiencia nos
sirva de algo!
6. Pedir disculpas. Al disculparnos frente a un
error, volvemos a cero en la relación con el otro, sin remordimientos ni
rencores de por medio.
7. Seguir adelante: dejar de lado las emociones
negativas y los remordimientos; “si te caes vuélvete a levantar”, pero llevado
hasta el último día de nuestros días. Sí, van a haber caídas, pero no queda
otra que limpiarse las rodillas y seguir caminando.
¿Y cuál es el papel de la sociedad en todo
esto?
Vivimos en una “cultura del descarte”, en donde
quienes no son productivos son desvalorados automáticamente. Se trata de un
rasgo cultural, en donde no sólo tiene un papel el gobierno, sino también las
empresas, la educación y cada uno de nosotros respecto a las actitudes que
tiene con su propia familia.
Sin embargo, hay culturas que valoran mucho a sus
miembros de la tercera edad, pues en ellos encuentran rasgos de sabiduría que
pueden serles muy útiles como sociedad. En Japón a loa ancianos, que crearon el
Día del Respeto a los Adultos Mayores, cada 15 de septiembre se honra a los más
viejos y se enseña a los jóvenes que la experiencia de los mayores tiene muchas
claves para la solución de problemas actuales.
Ahora bien: ¿Cómo ves tú a los ancianos? ¿Cómo
crees que será tu vida cuando seas mayor?
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