Por qué el mundo actual olvida o se hace el
sordo con la porción del Salmo 92 que en su versículo 14 cita sobre los viejos:
“Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes…”
·
El
trabajo remunerado
Comprende las actividades que las personas
mayores realizan a tiempo total, parcial, a largo plazo o temporal a cambio de
un ingreso. En muchos casos, el trabajo que realizan las personas mayores es
una continuación del que han venido realizando durante gran parte de su vida
laboral, como ocurre en la historia de muchos adultos entrevistados (docentes,
abogados, kinesiólogos) que permanecen en su actividad luego de jubilarse,
optando por dedicar menos cantidad de horas diarias a su labor. En otros casos,
los adultos reorientan su vida laboral luego de la jubilación, desarrollando
nuevos oficios, microemprendimientos o "trabajos puentes" en los
cuales generalmente se tienen en cuenta las experiencias previas y saberes
adquiridos a lo largo de la vida productiva. En relación a los trabajos
puentes, debemos entender que los tiempos actuales están provocando que se
acepten empleos que en otras condiciones no se aceptarían. Es evidente que se
debe comer, pagar facturas y demás, pero siempre se debe intentar ser estratégico
en la medida que sea posible. Está claro que un trabajo puente siempre será
mejor que no tener trabajo.
Asimismo, el trabajo remunerado entre las
personas mayores puede tratarse de una actividad generada por cuenta propia, es
decir un autoempleo o un empleo para terceros. Cabe destacar que, debido al
tipo de condiciones y remuneraciones que perciben por su trabajo, la gran
mayoría de los entrevistados se ubican en el sector informal del mercado de
trabajo, lo cual evidencia la vulnerabilidad de su situación y la falta de
reconocimiento de sus derechos.
·
El
trabajo familiar doméstico
Son todas las actividades no remuneradas que
implican el mantenimiento y cuidado de la casa, quehaceres domésticos desde
cocinar y lavar la ropa hasta atender casas y jardines, los trámites y compras
de alimentos y el cuidado de nietos, bisnietos u otros familiares, así como
también, la transferencia de saberes, oficios y conocimientos a las
generaciones más jóvenes.
Es importante destacar el valioso aporte de las
personas mayores, especialmente el papel de las mujeres mayores, en su rol de
cuidadores tanto de los nietos como del cónyuge o de otros familiares
dependientes, por ser una tarea que contribuye al bienestar del grupo familiar
y que no ha adquirido la visibilidad que merece. La situación de la mujer
adulta mayor en la familia requiere de esta reflexión especial por dos razones
concretas, por un lado, la elevada supervivencia actual de las mujeres de edad
avanzada se ha convertido en un factor claro de feminización de la vejez lo que
hace que el rol del cuidador primario del cónyuge y la viudez sean más probable
en este grupo y por otro lado, las tradicionales diferencia de género han
asignado a las mujeres su función en el ámbito doméstico, haciendo cada vez más
evidente el papel que cumplen muchas mujeres mayores en la reproducción
cotidiana, ideológica y material de los hogares actuales.
·
El
trabajo voluntario en la comunidad
Abarca las diferentes formas de servicios o
ayudas ofrecidas gratuitamente en favor del bienestar de la comunidad. Se trata
de una actividad dirigida a otros, beneficiando a individuos, grupos y a la
sociedad en su conjunto que, generalmente, está relacionada con la
participación en organizaciones de barrio, comunitarias, gubernamentales,
religiosas, educativas, entre otras. Ser voluntario es importante porque
implica una tarea que requiere dedicación, responsabilidad y compromiso social,
que sirve a las personas a sentirse útiles, además de generar satisfacción por
la colaboración prestada en sí misma. Además, en este tipo de tareas, las
personas mayores pueden elegir los tiempos y las formas de prestar un servicio
voluntario.
·
Las
actividades educativas-culturales
Agrupa todas las formas de participación en
actividades de capacitación y transferencia de conocimientos, experiencias y
habilidades. En este sentido, las personas mayores son depositarias de saberes
populares, tradicionales y regionales por lo que, desempeñan un papel
fundamental en la transmisión intergeneracional de sus saberes. Asimismo,
muchas personas participan en programas educativos formales como es el caso de
las Universidades para la Tercera Edad en los países que las hay, las Escuelas
de Oficio o diferentes programas de capacitación para adultos mayores. Cabe
destacar que, desde la perspectiva del envejecimiento productivo adoptada en
este estudio, la participación educativa por parte de los adultos mayores es
productiva cuando fortalece su habilidad para contribuir a la sociedad mediante
el voluntariado, el trabajo remunerado, la participación política, entre otras
actividades.
Las diferentes formas en que se manifiesta el
envejecimiento productivo reflejan la riqueza de las contribuciones cotidianas,
tan necesarias y trascendentales para el desarrollo familiar y social. No
obstante, es importante señalar que, el enfoque del envejecimiento productivo
no intenta ser aplicable a todas las experiencias de envejecimiento y no
pretende instrumentalizar a las personas mayores en beneficio de los intereses
del mercado o la sociedad, tal como podría criticarse. No promueve la actividad
de las personas mayores sólo por el fin de seguir manteniéndose activas. Lo que
le interesa al envejecimiento productivo no es la obligación de participar sino
las oportunidades para hacerlo, los ámbitos y las repercusiones de esa
participación.
En este sentido, es necesario tener en cuenta
que existe una serie de aspectos o factores, individuales y sociales, que
influyen en el desarrollo de actividades productivas en la vejez. Así, por
ejemplo, la trayectoria laboral, los saberes y conocimientos ocupacionales
adquiridos a lo largo de la vida, así como, el significado que tiene el trabajo
para este grupo etario, resulta fundamentales para comprender el tipo de
actividades productivas que desarrollan actualmente. Por otra parte, las
relaciones que se establecen entre las personas mayores y el escenario
institucional de cada sociedad, integrado por la familia, el Estado, el mercado
y las organizaciones de la comunidad, también desempeñan un papel importante
para conocer las oportunidades y alternativas ocupacionales que inhiben o
favorecen el envejecimiento productivo.
Para concluir, hay un dicho muy conocido que
dice que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Y ciertamente, los viejos ‘saben’ porque han
vivido y han visto mucho. En la vejez
piadosa hay “sabiduría, hay entendimiento, hay solidez, hay instrucción y
experiencia”. Tal es así que bíblicamente aquellos que están llamados a dirigir
el pueblo de Dios tanto en el Antiguo Testamento, así como en la Iglesia del
Nuevo Testamento, son los ancianos.
Desde tiempos pasados los ancianos han sido la base de la sabiduría de
los pueblos. Tanto en los pueblos paganos
como en los más civilizados, los ancianos (los viejos) han tenido un lugar de
prominencia. Dios instruyó a Moisés para
que pusiera “ancianos” en la tierra para que le ayudaran a gobernar al pueblo
con sabiduría. En la iglesia del Nuevo
Testamento, Dios nos instruye por medio de Pablo a que “se establezcan
ancianos” que gobiernen en cada congregación (1 Timoteo). Ancianos idóneos que
siendo guiados por la sabiduría divina y la llenura del Espíritu Santo puedan
llevar al pueblo de Dios al conocimiento doctrinal correcto y a la estabilidad
necesaria para el crecimiento de la iglesia.
Cuando quienes gobiernan la iglesia son
neófitos sin conocimiento Escritural, sin testimonio como prueba de fidelidad a
través de los tiempos y sin experiencia cristiana, la iglesia carece de
fundamento, de solidez y de seriedad; siendo entonces cuando una iglesia
abandona, olvida, desaprovecha y desemplea a sus ancianos.
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