Vamos a la vuelta del Toro Toro Gil, a ver
a la rana comiendo perejil...
Hemos crecido en historias y canciones narradas
por nuestros abuelos, padres y otros ancianos de la familia, de esa manera en
sus inicios la Palabra de Dios paso de generación en generación hasta que Dios
decidió dejarla por escrito.
Esos tiempos de los relatos de nuestros mayores
son los buenos viejos tiempos en que con una historia junto con nuestra
imaginación ilimitada a la par de la familia reuníamos el grupo y fantaseábamos
sanamente, relatos tras relato mientras nos llevaban en viajes de fantasía con
sus temas. Esas fueron las historias que nos ayudaron a aprender algunas
lecciones importantes de nuestras vidas. Nos enseñaron sobre lo bueno y lo malo
y también nos ayudaron a hacernos la gente que somos como adultos. Sin embargo,
ahora, con la tecnología invadiendo nuestras vidas como nunca, las familias
nucleares y los padres que trabajan dominan la configuración social y el arte
de contar historias se ha vuelto raro, pero tan raro, que cuando un mayor
empieza a contar sus historias es motivo de recriminación, burla y exclusión de
su familia… oír “viejo loco” es una expresión muy frecuente.
Pero los buenos padres siempre buscan lo mejor
a sus hijos y para nuestra ilustración, permítanme hablar sobre algunas de las
ventajas de contar historias:
·
Presentan
un nuevo vocabulario para los niños: una gran ventaja de contar historias es
que el escuchar historias mejora el vocabulario de un niño. Leía lo que
expresaba una madre sobre esta costumbre y decía: "Mi hijo es muy
aficionado a escuchar historias y por lo tanto, siempre que tengo tiempo, le
leo historias. El hecho de que tenga curiosidad acerca de algunas palabras y
deseos conocer los significados de los que no puede entender, me hace sentir
bien. Sé que está aprendiendo nuevas palabras y siempre le resulta fácil
explicar sus significados si se trata de una historia narrada ". Dado que
el niño se relaciona mejor con las palabras, se conservan en su memoria por
mucho tiempo.
·
Mejora
las habilidades de escucha de los niños: Los estudios han demostrado que la
infancia es el período en que los niños absorben la mayoría de las palabras que
luego usarán en sus vidas. Por lo tanto, contar historias incluso a los bebés
debe ser una parte importante del horario de los padres. Cuando crecen, la
narración anima y mejora las habilidades de escucha de los niños. Por lo
general, a los niños les gusta hablar más en lugar de escuchar y este
comportamiento es evidente especialmente en las aulas; por lo general, no son
buenos oyentes. Pero cuando se les inculca el hábito de escuchar historias,
aprenden a ser mejores oyentes. Les proporciona la capacitación necesaria para
escuchar y comprender más, en lugar de hablar.
·
Historias
en computadoras portátiles versus historias narradas por ancianos: El arte de
contar historias ha sufrido un golpe después de que el efecto visual
proporcionado por la tecnología ha encontrado compradores. Hasta cierto punto,
se ha convertido en una pesadilla para el arte de contar historias. Una
consultora de educación dice: "La narración de historias es una actividad
interactiva, pero en los medios digitales se convierte en una cosa de una sola
vía donde alguien te dice qué pensar y te muestra una imagen que consideran
apropiada. Gracias a esto, tu cerebro se convierte en un botadero porque dejas
de usar tu imaginación y tus poderes de pensamiento al confiar únicamente en lo
que te están dando de comer con cuchara ". Ella afirma que contar
historias digitales es menos humano. Hablando de cómo el arte de contar
historias ha cambiado a lo largo de los años explica: "Muchos padres
sienten que mostrar historias en Internet es tan bueno como narrarlas, pero
contar historias consiste en interactuar con otro ser humano y usar la
imaginación para visualizar"
·
Se
trata de estar en contacto con las raíces culturales: un padre de dos niños que
dedica tiempo a sus hijos con narraciones de historias manifiesta que se trata
de estar en contacto con las raíces culturales de uno. "Mis hijos van a
escuelas de inglés pero, gracias a mi narración regular, también conocen los
cuentos tradicionales, incluyendo las historias bíblicas. Siento que esto no
solo los hace conscientes de su rica herencia cultural, sino que también
desarrolla en ellos el amor por el aprendizaje de nuestra historia. También se
han vuelto muy versados en su lengua materna. Por supuesto, para que los niños
estén interesados en escuchar cuentos, las historias también deben evolucionar
con el tiempo ". Las historias no deben ser solo sobre moral; necesitan
ser estimulantes", agrega.
Contar historias es una gran actividad de
aprendizaje: contar historias es muy interactivo. A medida que una historia
progresa y se desarrolla, los niños hacen preguntas. Esta es una gran actividad
de aprendizaje. Los narradores de cuentos deben usar formas de despertar la
curiosidad de un niño y animarlo a hacer preguntas porque esto hace que el niño
piense. Aprenden a asociar imágenes en el libro con la historia y esto
desarrolla su capacidad de visualización e imaginación. "La capacidad de
memoria de un niño se ve reforzada cuando se le pide que recuerde algo de una
historia. Cuan estaban pequeñas, hacia preguntas a mis hijas a partir de las
historias que he contaba, para ella era como un juego, no como una
prueba". Los expertos que trabajan con niños dicen que los padres deberían
alentar a los niños a veces a crear una pequeña historia con los personajes de
los que les han hablado. Esto alienta la imaginación y hace que el niño esté
más interesado en las historias que se cuentan.
Las personas mayores son consideradas un grupo
vulnerable, debido principalmente a estereotipos equivocados que los llevan a
sufrir de abandono, maltrato, exclusión o algún tipo de discriminación. Los
grupos sociales activos o gubernamentales, las iglesias y fundamentalmente las
familias, como parte del ejercicio de su responsabilidad social, en apoyo a
este grupo vulnerable y en cumplimiento de sus objetivos culturales para todo
ser humano debe capacitarse a ser lectores promotores de la lectura, con base
en dos líneas principales: la primera, la retribución a la sociedad por medio de
la réplica de las herramientas desarrolladas durante el curso y el servicio a
la sociedad mediante la creación de redes para la lectura en bibliotecas,
hospitales, guarderías, primarias, orfanatos, casas de retiro, entre otros; y
la segunda, la mejoría de la calidad de vida de los abuelos promotores al
involucrarlos en un ambiente estimulante, de calidez y sana convivencia.
La Biblia nos habla: “Después de hablar con
ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Los
discípulos salieron y predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba en la
obra y confirmaba su palabra con las señales que la acompañaban” Marcos
16:19…20
¿Cómo aprendieron lo que después hablaban?
Sentados en grupo alrededor del Maestro, escuchando sus parábolas. Ciertamente
eran simples obreros (pescadores) y cambiaron culturalmente con este método.
Y, aun así, muchos en vez de aprender ahora
están pegados al celular, a la computadora, a la televisión y que se otros
artefactos, cajitas de tontos los llamamos algunos, no tienen pensamientos
propios pues no interactúan humanamente con una máquina y no tienen ni tendrán
buenas fantasías como para pensar: ¿De donde aprendió Jesús?, no será que
¿sentado a la diestra del Padre este también cuenta fabulosas historias?
Bien cada uno tome su parte y camine… unos
saldrán para atrás y otros para adelante; los que saldrán para adelante
¡cuidado! No vaya a ser que por ir con el celular se vayan en un hoyo… y los
que saldrán para atrás saldrán a buscar e incorporarse a la senda antigua y
verán cuan buena es.
En aras de ayudar a motivarlos me tomare los
siguientes cuatro estudios contando cuentos.
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