En muchas culturas, los ancianos son los
encargados de transmitir el conocimiento y los valores morales y espirituales a
las siguientes generaciones. El rey David escribió: “Aun cuando sea yo
anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a
la generación venidera, y dé a conocer tus proezas a los que aún no han
nacido.” (Salmo 71:18, NVI).
Las personas mayores que, pese a sus
limitaciones, comparten altruistamente su experiencia y sus recursos con los
demás son miembros valiosos de la comunidad. Demuestran
que “la canicie es corona de hermosura cuando se halla en el camino
de la justicia” (Proverbios 16:31).
Ahora bien, es posible que al ir envejeciendo
nos preguntemos qué nos deparará el futuro. Siendo realistas, podemos tener una
vida mejor al hacernos mayores, todo depende la actitud que cada uno tome.
Tengo tan solamente un hermano en carne, José
Salvador, él es ahora en el 2017 de 81 años, hombre activo, exponente de sus ideas
por medio de las redes sociales, en estos días me paso una reflexión que le fue
enviada por una amiga y así como mi hermano quiso compartirla en amor conmigo,
ahora se las paso para compartirla en el amor de Cristo con ustedes.
- La vida es una tarea que nos trajimos para hacer en casa.
- Cuando uno mira... ya son las seis de la tarde; cuando uno mira... ya es viernes;
- Cuando uno mira... ya se terminó el mes, cuando uno mira... ya se terminó el año;
- Cuando uno mira... ¡ya se pasaron 50 o 60 años!
- Cuando uno mira... ya no sabemos más por donde andan nuestros amigos.
- Cuando uno mira... perdimos al amor de nuestra vida y ahora, es tarde ya para volver atrás.
No dejes de hacer algo que te gusta por falta
de tiempo.
No dejes de tener alguien a tu lado, porque tus
hijos pronto no serán tuyos, y tendrás que hacer algo con ese tiempo que resta,
en donde lo único que vamos a extrañar será el espacio que sólo se puede
disfrutar con los amigos de siempre. Ese tiempo que, lamentablemente, no vuelve
jamás...
"Es preciso eliminar "El
DESPUES"....
-
Después*
te llamo.
-
Después*
lo hago.
-
Después*
lo digo.
-
Después*
yo cambio.
Dejamos todo para *Después*, como si el
*Después* fuese lo mejor....
Por qué no entendemos que...
-
Después*
el café se enfría,
-
Después*
la prioridad cambia,
-
Después*
el encanto se pierde,
-
Después*
temprano se convierte en tarde,
-
Después*
la añoranza pasa,
-
Después*
las cosas cambian,
-
Después*
los hijos crecen,
-
Después*
la gente envejece,
-
Después*
el día es noche,
-
Después*
la vida se acaba.
No dejes nada para *Después*, porque en la
espera del *Después*, tú puedes perder…
-
los
mejores momentos,
-
las
mejores experiencias,
-
los
mejores amigos,
-
los
mayores triunfos.
Acuérdate
que el *Después* puede ser tarde. El día es hoy.
Ahora, quiero comentar a todo lector, no
importando la edad, que no debemos de posponer nada.
Cuando somos niños no podemos esperar a ver
llegar el día en que por fin seremos "grandes" y los años pasan con
una velocidad asombrosa. Tal vez tú aún no te has percatado de ello, porque aun
eres muy joven, pero un día de estos te detendrás a mirar hacia atrás y verás
que el tiempo voló.
Nos guste o no, el tiempo no se detiene. Cómo
nos gustaría tener 18 años por siempre... o por lo menos que nuestro espíritu
se mantenga siempre joven, sin embargo, nuestro cuerpo se desgasta y se va
envejeciendo, aunque nos disfracemos de adolescentes...
Estos últimos años, sin querer queriendo, he
visto como casi toda la generación de mis padres y tíos han fallecido. Hoy día
mi generación empieza a pasar por ese proceso, ya pasó de ser la generación
"adulta" a aquella que llaman “adulto mayor” y aquello de llegar a
"viejo", (aun sin serlo), parece más cercano de lo que creía. Esto me
ha hecho reflexionar mucho en cómo la sociedad en la que hoy vivimos no cuida,
ni honra a sus ancianos, como Dios nos pide que lo hagamos.
El avance de la ciencia es impresionante y las
expectativas de vida se han prolongado. Hoy no sólo contamos con un grupo
etario denominado la "tercera edad" sino con una "cuarta
edad". Cada día hay hombres y mujeres que fácilmente sobrepasan los 80
años, pero ¿qué está pasando con ellos? Muchos viven en un abandono total y no
necesariamente por falta de recursos, sino por falta de hijos que estén
dispuestos a cuidarlos, acompañarlos y a ayudarles a vivir una vejez digna,
rodeados de un ambiente que no se olvide de todas sus necesidades, incluyendo
por cierto las espirituales.
Lo que se siembra se cosecha, lo que hagamos
con nuestros padres y ancianos será nuestra herencia para el futuro. Hoy
tenemos el deber y el privilegio de enseñar a nuestros niños y jóvenes a
valorar y a respetar a nuestros ancianos, poniendo nosotros el ejemplo en
primer lugar, al practicarlo con nuestros padres o con quienes queden vivos.
Motivar a nuestros adolescentes y jóvenes a honrar y amar a nuestros ancianos
es una de las tareas más loables a las que como padres y líderes podemos
llevarlos.
Prov. 17: 6 dice: "La corona del anciano
son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres". Un anciano
que lleva una corona de gloria significa que está siendo respetado, cuidado,
protegido, sustentado y honrado, en primer lugar, por su familia.
Como iglesia hacemos obras de caridad y
misericordia, pero ¡"la caridad comienza por casa"! ¿Estamos poniendo
coronas de gloria a nuestros padres y ancianos?
"Reconoce debidamente a las viudas que de
veras están desamparadas. Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos
aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia y
correspondan así a sus padres y abuelos, porque eso agrada a Dios.".1 Timoteo
5:3…4
¿Tienes el privilegio de tener vivos a tus
abuelos o padres o tu anciano pastor?, entonces hónrales como nos pide el
Señor. No dejes pasar más días, ve con ellos y demuéstrales en vida
cuánto los amas, has algo por alegrar sus vidas y da gracias a Dios por el
privilegio de tenerlos vivos para hacerlo.
Acuérdate
que el *Después* puede ser tarde. El día es hoy.
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