La Organización Mundial de la Salud (OMS)
estima que existen más de 360 millones de personas con déficit auditivo en la
actualidad (Ginebra, febrero 2013). De las cuales, alrededor de 165 millones
son mayores de 65 años, es decir una de cada tres personas; otros 32 millones
aproximadamente son niños y jóvenes menores de 15 años y 165 millones son
personas en edad laboral. Pero, ¿Cómo afecta la pérdida auditiva la vida de
estas personas? ¿Hay algún cambio en su interacción con los demás y en su
integración a la sociedad?
La pérdida auditiva o déficit auditivo se
define como la baja parcial o total de la habilidad para escuchar, es decir, es
cuando una persona no puede oír bien o tan bien como los demás. El déficit
auditivo puede ser desde leve hasta profundo, teniendo personas que sólo
presentan dificultades para oír la voz en el ámbito conversacional y otras que
no pueden oír ni siquiera la voz a gritos.
La aparición de una pérdida auditiva esta
clasificada como uno de los diez padecimientos que más impactan a la sociedad y
a la calidad de vida de las personas que la padecen. Numerosos estudios hablan
también del impacto social de la pérdida auditiva y de los costos que se
generan dentro de la sociedad. Las mismas personas que la padecen o sus
familiares comentan que las personas con pérdida auditiva suelen presentar
síntomas de depresión, ansiedad e inestabilidad emocional; la calidad de vida,
así como la auto-estima disminuyen y en un porcentaje considerable las personas
en edad laboral pueden llegar a perder su empleo.
Y no se hable de los niños que nacen o
adquieren una pérdida auditiva antes de haber aprendido a hablar; su desarrollo
lingüístico y cognoscitivo se verá seriamente afectado, así como su desempeño
académico, su conducta y su desarrollo afectivo.
En el entorno laboral, la persona con
pérdida auditiva se enfrenta a diversos obstáculos, pues su dificultad para
escuchar bien la hace más susceptible a cometer errores, a ser víctimas de
burlas o abuso, a aislarse y dejar de socializar o incluso, a abandonar su
puesto de trabajo. Los estudios demuestran que una de cada cinco personas con
discapacidad auditiva renuncia a su empleo, cuando, el continuar trabajando
enriquecería al negocio, a la sociedad y a la persona misma.
Dentro de la familia, la perdida auditiva
afecta a todos los miembros, no importa quién la padezca. Las relaciones
humanas están basadas en la comunicación. Todos necesitamos comunicarnos,
hablar, ser escuchados y también escuchar a los demás. La manera más fácil de
compartir nuestros éxitos, fracasos, emociones y sentimientos son a través del
lenguaje.
En nuestra sociedad y la mayor parte del
mundo, el lenguaje oral es la forma principal de comunicación y para que esta
comunicación se lleve a cabo se necesita de un emisor que hable y un receptor
que escuche y comprenda el mensaje. En el momento en que el receptor no es
capaz de recibir claramente el mensaje, aunque sí lo escuche un poco, la
comunicación se rompe, la persona se siente torpe, desesperada, frustrada y
comienza a aislarse para así prevenir el continuar sintiéndose así. Tienen
problemas de comunicación con sus familiares y amigos, los cuales son tan
severos que la persona comienza a aislarse y a presentar sentimientos de
depresión, angustia y baja autoestima.
Este aislamiento y falta de interacción
social, así como la falta de estimulación auditiva, hacen que la actividad
cognitiva disminuya más rápido que en una persona socialmente activa y la
persona presente, al poco tiempo, serios problemas de memoria, atención y
comprensión del lenguaje.
Una manera sencilla de prevenir este
impacto social, una vez detectada pérdida auditiva, es mediante el uso de
auxiliares auditivos. Estudios recientes muestran que el uso de auxiliares
auditivos mejoran la calidad de vida de la mayoría de los usuarios en
cuestiones tanto emocionales como de salud física. La persona que utiliza
auxiliares auditivos se integrará a las actividades familiares y de sus amigos,
tendrá una mejor imagen de sí misma y una mejor acción comunicativa. También
tendrá una mejor función cognitiva, una mejor salud en general y una actitud
más positiva en las relaciones personales.
A pesar de que los auxiliares auditivos no restauran la
audición, las personas que los utilizan pueden volver a integrarse socialmente
y restituir sus habilidades comunicativas, sólo se necesita un poco de
paciencia y cooperación por parte de sus familiares y personas con las que se
desenvuelven.
Los aparatos auditivos ayudan a las personas
a recuperar la audición perdida, ya por problemas genéticos de nacimiento,
accidentes, alguna infección mal tratada, exposición prolongada a ruido por
arriba de los 85dB o por escuchar música a un volumen demasiado elevado y la
más común de todas: la edad.
Hasta hace algunos años, los aparatos
auditivos sólo eran amplificadores cuya función era aumentar el volumen a todos
los sentidos que los micrófonos detectaban; sin embargo, hoy los aparatos
auditivos son pequeños computadoras con un software que está diseñado para
adaptarse a la necesidad específica de cada persona.
Tras varios años de investigaciones se
descubrió cómo funciona realmente el oído interno, que es donde se presenta la
mayor parte de problemas de audición. Los aparatos auditivos digitales fueron
mejorados tras décadas de investigación. Actualmente, según las necesidades de
cada persona, la tecnología nos permite hacer ajustes de tal manera que los
sonidos suaves se amplifican bastante, los medios un poco más y los fuertes no
se amplifican. De esta forma, se asegura que todo los sonidos sean audibles sin
que lleguen a molestar.
“Aún con estas ventajas y a pesar de que
la audición se va deteriorando año con año (sobre todo en adultos mayores) se
estima que una persona que tiene pérdida de la audición se tarda alrededor de
cinco años en tomar la decisión de adquirir un aparato auditivo“, dice el Ing.
Jonathan Salomón, especialista en ruido y audición.
Hay varios mitos que originan que las
personas pospongan la solución a su problema. Los más comunes son:
Los aparatos auditivos sólo son para
personas de la tercera edad. La llegada a esta época es una de las causas de la
pérdida de la audición; sin embargo, hay un gran número de niños que nacen con
problemas genéticos de audición y jóvenes y adultos que han perdido la audición
por diferentes motivos. Mito: El uso de aparatos de audición es una señal de
vejez. Realidad: Pretender que uno no tiene pérdida auditiva la hace aún más
notoria.
Los aparatos auditivos son muy grandes y
llamativos, por lo que todos se enteran que no oigo bien. Al igual que otras
tecnologías, los aparatos auditivos han ido evolucionando. Hoy en día, existen
aparatos auditivos cuya dimensión no es mayor a los 1.5cm y van colocados
dentro del canal auditivo, lo cual los hace prácticamente invisibles para los
demás. Estos aparatos se hacen a la medida.
En lo personal, me hicieron una
audiometría y resulte hipoacúsico, me regalaron un aparato auditivo y ya puedo
usarlo para oír mejor. Los aparatos auditivos actuales son personalizados tanto
en la parte digital como en la física como lo son los anteojos y las placas
dentales hechas a la medida.
Dicen que los aparatos auditivos son muy
caros. La tecnología actual ha permitido que exista una gran variedad de
aparatos auditivos que tienen diferentes características de acuerdo a las
necesidades físicas, emocionales y también económicas de cada persona. Además,
existen planes de financiamiento que otorgan facilidades en la adquisición de
cada uno de ellos. Cabe destacar que un aparato auditivo tiene una vida útil
entre cinco y siete años y durante este tiempo las revaloraciones y ajustes son
un servicio gratuito.
Estos mitos ocasionan que sólo uno de cada
tres personas acudan con los especialistas para atenderse los problemas de
audición, lo que agrava su situación de sordera y comprensión con el paso del
tiempo.
Ahora el tener un déficit auditivo o no
oír, ya no es obstáculo, tan solo acepta a llevar un tratamiento, auxíliate de
la ciencia y la tecnología.
Si tienes un familiar cercano con estos
padecimientos, atiéndelo antes que pierda todo interés social por el mundo que
lo rodea.
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