Se ha puesto Usted a pensar que para la tercera edad ¿qué
es el tiempo libre?, ¿qué significado tiene?. ¿Descanso, contraste, elección?
¿Existen diferencias, en lo que a actividad y ocio se refiere, en función de la
generación, de la cultura, o del momento concreto de la vida?.
Estas y otras cuestiones, son indicativas
de los problemas conceptuales que subyacen en las discusiones sobre el ocio y
el tiempo libre.
Sin entrar de lleno en la polémica sobre
el significado, la definición de la actividad y el ocio en tercera edad,
exponemos algunos principios que de alguna manera, están implícitos en esta
reflexión.
Partimos de que el tiempo libre, el ocio y la actividad en
la tercera edad, son una parte obligada para una vejez productiva y sana, en la
que, existirían tres condiciones fundamentales a tener en cuenta:
- La calidad de vida del anciano,
- El ocio y el aprovechamiento del tiempo libre y
- Una preparación física y espiritual inseparables e
imprescindibles.
La Gerontología tiene un amplio
conocimiento del importante papel del ocio y la actividad en el bienestar y en
la satisfacción de la vida de los ancianos. Pero resulta compleja su
estructuración, la definición de los objetivos y las áreas concretas de interés.
Pero el problema que se plantea en este
terreno es doble:
-
Con mucha frecuencia, es el ocio, definido como una especie de
tiempo o actividad,
-
Se discute como una categoría residual no relacionada íntegramente
con otros procesos del ciclo de la vida.
-
El impacto de la cambiante naturaleza del mundo del trabajo y su
estructura, no se ha tenido en cuenta, en profundidad, por aquellos que
estudian el ocio
Por ello, para dar sentido a los modelos
de ocio y tiempo libre, debe hacerse desde una
perspectiva del curso de la vida e interpretarlos en términos
individuales y desde una relación del
sujeto con el resto de los miembros del grupo.
El ocio puede ser un proceso donde muchos
aspectos importantes, como la edad y la etapa de la vida -los cambios ontogenéticos-,
se ponen de manifiesto. Además, como consecuencia de los adelantos
tecnológicos, puede cambiar la estructura del trabajo y del ocio a muy corto
plazo.
Ciertas artes y habilidades pueden
contener las categorías de ocio y sustento económico a su vez. En estos casos,
¿dónde está el significado, la connotación concreta de ocio y trabajo?.
En esta dirección, para dar sentido a qué
constituye el ocio o el tiempo libre, se deben considerar ambos aspectos:
-
Los cambios a nivel individual durante la vida.
-
Los cambios a nivel de la sociedad en la estructura de las
oportunidades.
Puede ser casi imposible separar las consecuencias de la
vejez por si sola, de las alteraciones en las alternativas de que se dispone,
teniendo lugar completamente independiente del fenómeno a nivel individual.
Con todo lo dicho, el ocio y el
aprovechamiento del tiempo libre, se encuentran directamente unidos al
significado de la vejez. Corresponde a nuestra sociedad el promover y fomentar
todo tipo de alternativas para los ancianos. De ahí que, el ocio merezca un
tratamiento diferente en Gerontología.
La idea predominante, tanto a nivel
preventivo como terapéutico, es que una de las mejores formas de envejecer
consiste en que cuando llegas a esa etapa de edad, se inicien aprendizajes que
abran la curiosidad hacia otros horizontes.
El ocio ha sido definido como:
-
Un tiempo libre fuera de las obligaciones y ocupaciones
habituales.
-
Como una actividad libremente elegida.
-
Como una diversión u ocupación reposada.
-
Como un descanso o cambio de otras tareas cotidianas.
Como también hemos indicado, el ocio ha
sido analizado por numerosos autores desde una perspectiva dicotómica,
trabajo-ocio, entendiendo que:
-
El trabajo es una actividad que se realiza por obligación y aporta
una recompensa extrínseca.
-
Mientras que el ocio es una actividad libremente elegida e
intrínseca.
La vivencia del ocio se da cuando una persona hace algo
por mero placer, sin ningún tipo de presión.
Ya se ha señalado que en algunos casos, la división entre
actividades de trabajo y ocio, llega a ser borrosa o de difícil delimitación.
Pero se distinguen dos aspectos básicos en la conducta de ocio:
- El primero en el que a través del ocio se percibe una
libertad, en contraste con la actividad de la persona ocupada y
- El otro aspecto es la motivación que experimenta la persona,
el grado de satisfacción que conlleva el ejercicio del mismo.
Envejecer no es sinónimo de enfermedad o
demencia senil. Tampoco lo es de carencia de capacidad productiva o creativa ni
de un estado de eterno cansancio que obliga a llevar una vida sedentaria.
José Saramago, premio Nóbel de Literatura
en 1998, comenzó a escribir en su retiro, pero no es el único ejemplo de
personas que han logrado su máximo esplendor creativo a edades avanzadas.
Y es que el envejecimiento bien llevado
consiste, sencillamente, en vivir más y disfrutar del tiempo libre haciendo lo
que no se pudo, no se quiso o no se supo hacer antes de alcanzar la madurez.
Sin embargo, la sociedad todavía no ofrece
suficientes propuestas para llenar los momentos de ocio de ese periodo de la
vida y da la espalda a la realidad, a pesar de que dentro de pocos muchas
sociedades tendrán entre el 35% al 50% de la población en esta etapa de edad o
en vísperas de hacerlo. A esto se le añade el aumento de la esperanza de vida,
situada en los 76,9 años, mas que razón por la que tras el retiro laboral
quedan todavía muchos años en los que disfrutar con actividades distintas a
cuidar de los nietos o pasear.
Y aunque menos de las necesarias, cada vez
son más las alternativas, al margen de las vacaciones en temporada baja,
destinadas a esta franja de edad. Estudios universitarios, portales
interactivos en Internet o programas de voluntariado son algunas de las
propuestas.
En otras palabras el futuro de los viejos
no esta en la ociosidad, la enfermedad o la demencia senil, el futuro esta en
nuevas acciones acordes a esta edad.
Bueno es que los que estamos en ella,
empecemos a marcar la diferencia.
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