Todos tenemos temor o miedo a envejecer,
pero esta situación se acentúa mas en la mujer, temen sentirse viejas y llegar
a ser consideradas viejas. Pero el tiempo es inevitable para todas y más vale
aceptarlo y disfrutarlo plenamente. Después de todo siempre son bellas.
George Christoph científico y escritor
alemán escribió esta preciosa verdad: “Nada nos hace envejecer con más rapidez
que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.”
Podríamos decir que en el momento que
nacemos, en ese mismo momento ingresamos a la universidad de la vida, en esta
universidad encontraremos a muchos maestros, profesores y consejeros, como a
otras personas, que serán parte fundamental e importante en nuestra formación,
contamos también con un maestro muy especial que nos acompañara toda la vida y
me refiero al tiempo que no se detiene y a su paso va dejando crecimiento,
sabiduría y una colección variada de historias unas bonitas, otras feas que van
conformando una vida, por otro lado desde que nacemos envejecemos y los años
van dejando surcos como señal inequívoca de la vejez corporal.
El viejo, es viejo cuando llega al extremo
de hacer poco flexible y tolerante una cosa, especialmente un pensamiento o
idea, se radicaliza en sus propias ideas, antiguas, arcaicas y se cierra a las
cosas nuevas, porque lo nuevo le asusta; de igual manera la mujer es vieja
cuando piensa sólo en ella misma, cuando piensa que lo merece todo y se olvida
de los sentimientos de los demás y deja de luchar.
Porque según el viejo, otros deben de
luchar por ellos, se ampara en experiencias pasadas, se le olvida que la vida
es mejor comprendida cuando miramos hacia nuestra propia historia, encontramos
algunas respuestas cuando miramos hacia atrás, pero se vive mejor si miramos
hacia adelante, hacia un futuro que a lo mejor no alcancemos, pero quedará como
herencia para las próximas generaciones.
Alguien dijo: “no le quite años a su vida,
póngale vida a los años” y esto lo podemos conseguir si disfrutamos la osadía y
el empuje de los jóvenes y les brindamos la luz de nuestros ojos para guiarlos
en lugar de criticarlos o de pretender que piensen y actúen como nosotros. Si
en lugar de sentarnos apaciblemente a repasar lo que fuimos, nos ocupáramos en
buscar lo que aún podemos ser y hacer, nos daríamos cuenta que seguimos
creciendo y envejeciendo y con sabiduría que se acrecienta día a día.
Crecer y envejecer con sabiduría no es
envejecer.
Son muchas las cosas que nos hacen ver que
no existe una edad que nos clasifique como viejos, pero la mujer tiende, mas
temprano que el hombre, a crear la edad en su mente, en su actuar, en su forma
de pensar; a muchas personas les preocupa envejecer, pero a ellas es mucho más
preocupante ser vistas como vieja, no creer en la edad no es necesariamente no
aceptar que hemos envejecido.
La vida nos da muy poco tiempo para pensar
en los años mozos que se fueron, que se esfumaron, pero en cambio dejaron el
producto de esfuerzos, beneficios y consecuencias de un trabajo arduo y constante
que nos impidieron ver con claridad como los años pasaron por nuestro lado.
Podríamos asociar el miedo a envejecer con
ideas equivocadas que nos hacemos acerca de la vejez, algunas de esas ideas nos
llevan a pensar en ella como una etapa negativa de la vida, nos da miedo
envejecer y la mujer teme en si misma el perder la lozanía y la frescura propia
de la femineidad de la juventud y adultes, así como la fuerza física en un
hombre.
Aun así, nos contradecimos cuando pensamos
en la muerte, no nos gustaría morir jóvenes, pero nos da miedo llegar a viejos,
no podemos tampoco negar que existen a favor y en contra en la vejez, pero
muchos de esos contra los podemos evitar, tratando de que no sea una etapa de
miedos, sufrimientos y hasta de abandono de nuestros seres mas amados.
Es labor de quienes aún no han llegado a
la vejez, velar por que los mentores, los sabios de nuestra familia y de
nuestro entorno, se sientan cómodos, motivándolos y convencerlos que si son
capaces y que sí vale la pena, tratando de sacarlos de su propio pensamiento de
autoconmiseracion expresado en un “no puedo o no vale la pena ya estoy viejo”
al hacerlo estamos preparándonos para que al llegar a la tercera edad, la gente
menuda que aprendió por ejemplos, nos trate a nosotros sus padres durante la
vejez, como nos vieron tratar a sus abuelos.
Amados y amadas, esforcémonos por servir
así con nuestros cabellos con las señales del tiempo, de los años vividos,
cuando ya nuestros ojos cansados no nos den más permiso para leerles a nuestros
nietos los cuentos y las enseñanzas bíblicas que los hicieron soñar entonces
podremos vivir nuestra vejez al arrullo de risas, alegrías, enseñanzas,
ejemplos y el amor que les estamos dejando por herencia, entonces nos daremos
cuenta que no hay razón para temerle a envejecer, después de todo, nadie nos
prometió la juventud ni la vida eterna.
Mujer no le temas a la vejez. Al leer el
capítulo 54 de Isaías nos encontramos con una verdadera revelación de amor
incondicional de Dios a su pueblo a quien compara con una mujer delicada,
frágil, abandonada y de edad avanzada... "No temas, pues no serás
confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te
olvidaras de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no
tendrás más memoria" (Versículo 4)
Que maravilloso es el Dios Jehová, quien
te ofrece protección, si caes te levanta, sacude tus ropas y toma tu mano para
guiarte a paso seguro y te promete más aún perdonar el pecado cometido en los
años irreflexivos de juventud y guiarte con paciencia y sumo cuidado en los
años de tu vejez, promete hacerte olvidar toda amargura, pesar, abandono y
soledad y más aún sigue prometiendo... (versículos 5 y 6) "5 Porque tu
marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el
Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. 6 Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó
Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios
tuyo"
Cuántas ancianas solas, tristes,
abandonadas hasta por sus hijos algunas. Pero hay un Dios fuerte y celoso que
dice: Yo soy tu marido, tu Hacedor, Jehová mismo se proclama tu Dios y tu
Redentor. El toma el lugar de tu esposo y lleva tu vida mujer en sus amorosas y
fuertes manos ¡Qué has de temer si tu confianza es puesta en Dios mismo
soberano y todopoderoso! "Mejor es confiar en Jehová que confiar en el
hombre" (Salmos 118:8).
Jesús tomó como ejemplo a una viuda muy
pobre que entraba al templo y depositaba todo lo que tenía como ofrenda (Lucas
21:1..4), Jesús que estaba allí observaba como los ricos daban ofrenda en un
acto soberbio y más que por generosidad por altivez, para que todos notaran su
riqueza, más esa sencilla mujer, que seguramente en todo momento pasaba
desapercibida, sola, viuda, seguramente tristemente vestida, humilde, mirada en
menos por muchos, fue vista por Jesús, valorada y puesta como ejemplo por sobre
todos los demás. Simplemente ella dio de su corazón, con humildad, deposito
todo lo que tenía y no de lo que le sobraba, hizo una ofrenda real, genuina, de
grato aroma para el Señor, de esta forma Cristo hizo real en ella la palabra de
Salmos 138:6 "Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, más al
altivo mira de lejos".
En toda la palabra de Dios encontramos los
más variados pasajes que dan cuenta del amor infinito y atención especial que
brinda el Todopoderoso a las mujeres viejas, otro ejemplo de ello es Dorcas
(Hechos 9: 36..43) ...Dorcas enfermó gravemente y murió, y sus vecinos
alarmados y muy entristecidos recurren a Pedro que se encontraba en las
cercanías de Jope y lo traen hasta donde reposa el cuerpo de Dorcas, el
discípulo llega allí e inmediatamente busca dirección divina a través de
oración y Dios revela a Pedro el testimonio de Dorcas y más aún Dios la
encuentra digna de volver de la muerte y de ser resucitada allí mismo. Sin
mediar más Pedro da la orden y aquella anciana frágil, generosa y trabajadora
vuelve a vivir ¡Alabado sea el nombre del Señor!
Por qué creer que las dádivas de Jehová están reservadas
para algunos pocos que pueden trabajar en la obra si Él, no hace excepción de
personas (Hechos 10:34), ¿por qué pensar que el trabajo ministerial está
reservado exclusivamente para los jóvenes?, ¿por qué pensar que los ancianos y
ancianas deben ocupar un lugar recesivo dentro de los planes de Dios si durante
toda la historia bíblica los ancianos han sido los protagonistas?
Para poder apreciar esto más de cerca pondremos el ejemplo
de una anciana que fue bendecida y que a través de esta bendición fue cambiado
el curso de la historia bíblica: Génesis cuenta de un matrimonio de ancianos
Abraham y Sara. La historia de este matrimonio comienza en el Capítulo 11 de
Génesis, pero la historia de su descendencia aún continúa como una promesa
hecha por Dios, quien prometió a Abraham darle una descendencia tan grande que
no podría jamás ser contada (Génesis 16:10). ¿Cómo podría ser esto si ambos
eran ya de edad avanzada? Y más aún Sara nunca había concebido pues era
estéril. ¿Por qué Dios querría elegir a un par de ancianos para bendecidles con
esta tremenda promesa? ¿Por qué buscar este matrimonio viejo, cansado, ya en el
ocaso de sus días? ¿Por qué no buscar a un matrimonio joven, vigoroso y fértil?
¿Sabes por qué?
Simplemente porque Dios no ve tu condición física,
psicológica, tu fuerza, nada de eso, El no necesita de características carnales
especiales para llevar a cabo sus propósitos, El sólo ve tu corazón y con eso
basta. No importa la edad que tu tengas, ni tu condición, El no ve tu
apariencia externa, El ve tú corazón.
Vamos mujer eres bella, amada, preciosa pero sobre todo
esto eres amada de Dios, levanta tu rostro y añade vida a tus años.
No Olvides: Por El Solo Hecho De Ser Mujer Eres Bella.
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