2 Samuel 9:7 RV "Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la
verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré
todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa"
Disfrutar de los nietos es lo que muchos abuelos tienen en común. Sin
embargo, hay un matiz que los diferencia profundamente: algunos deben hacerse
cargo del cuidado de los pequeños, mientras que los hijos, padres de los
nietos, trabajan y/o descansan… pero otros deciden vivir su vida porque es su
momento. ¿Cuál es el perfil de los abuelos de hoy en día?
La imagen tradicional de la abuela de toda la vida nos lleva a un
domingo con toda la familia reunida alrededor de la cocina, haciendo panecillos
con olor a vainilla, con pequeños correteando por ahí y con toda la paciencia
del mundo, enseñándoles juegos, letras y números.
En este siglo, la foto cambia, porque a todo lo anterior, se añade que
muchos abuelos usan la tablet, chatean, se hacen selfies, tienen Facebook,
comparten vídeos, juegan online, conducen su propio coche, viajan... Y si la
salud y la movilidad los acompaña, se apuntan a un paseo para disfrutar de la
vida lo más posible.
Pero en países latinoamericanos, esto se contrapone a que muchos
abuelos deben suplir la ausencia de los padres mientras estos trabajan. Según las
estadísticas, siete de cada diez abuelos participan en el cuidado de sus
nietos. Completando el cuadro, uno de cada cuatro lo hace diariamente,
dedicándoles una media de siete horas al día, dos más que el promedio europeo,
según la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE).
La rápida incorporación de la mujer al mercado laboral, la crisis, las
nuevas estructuras familiares o la mejor calidad de vida de los mayores pueden
ser algunos de los motivos que nos ha conducido hasta aquí.
Pero ¿qué rol deben cumplir verdaderamente los abuelos?
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recomienda que los
mayores desarrollen las tareas para las que se vean capaces, reservando un
espacio propio para sus cuidados y ocio. Los abuelos merecemos disfrutarlos y
vivir nuestra vida”.
La relación entre abuelos y
nietos
Evidentemente, los abuelos de hoy están viviendo una realidad muy
diferente en cuanto a modelos de educación que vivieron cuando eran niños. “Y a
cuando fuimos padres de niños pequeños”. Lo de hoy en día es muy diferente
porque los niños hacen más lo que quieren, aunque uno tiene que respetar la
fórmula que hayan elegido los padres”. A veces se choca con los hijos en el
estilo de educación. “Ha cambiado tanto de una generación a otra, pero también
soy de la idea de respetar lo que elijan ellos para mis nietos.
Eso sí, en mi casa, tenemos que seguir mis normas. A mis nietos les
digo que antes de ser abuelos, fuimos padres y antes de ellos, fuimos niños
como ahora ellos lo son, así que entiendo las cosas por las que pasan”.
Es tiempo de internet
“Veo a los niños muy enganchados a las pantallas y a veces tengo que forzarlos
para que hagan otra cosa. Eso supone estar encima y dedicarles tiempo. Es que
es su tiempo, es así. Sin embargo, los entiendo porque veo películas y juegos
en la tablet y también me atrapa y podría pasar horas viendo cosas”.
La abuela de mis nietos o sea mi esposa Silvia, también sigue y
comenta las entradas de Facebook de sus hijos y nietos, usa el WhatsApp para
comunicarse con todos, hace fotos con su iPad y responde a todos sus correos. “le
gusta aprender cosas nuevas y está siempre abierta a conocer lo que nos da la
tecnología”.
¿Y cuándo se descansa?
Mi esposa como abuela y a diferencia mía, es muy activa, con muchas
inquietudes. Es ahora cuando está aprovechando para gozar sus nietos. En su
casa recibe a todos con gran alegría y hace todo lo que le gusta a la hora que
le apetece.
El gran tema hoy para nosotros, adultos mayores del siglo XXI, es
encontrar la forma de conciliar nuestra vida profesional, las ganas de viajar,
de tener una vida social y de hacer otras actividades, sin dejar de hacer lo
que hacían nuestros abuelos, que tenían tiempo y nos lo ofrecían: nos cuidaban,
nos llevaban a pasear, nos invitaban al cine o a dormir a su casa, nos
enseñaban a coser, a cocinar, a armar casitas en los árboles, nos leían, o nos
contaban historias de cuando ellos eran chicos, sin televisión, ni autos, ni
aviones.
En este mundo posmoderno que nos invita a no perdernos nada, el gran
riesgo es que tengamos pocas ganas de entregar tiempo a nuestros nietos, sin
darnos cuenta de que nosotros somos quienes somos, en parte, porque nuestros
abuelos estuvieron disponibles… porque ellos de una forma u otra en su sencillo
mundo, nos supieron dar fundamentos de vida, como también nos alimentaron y
desarrollaron la fantasía con sus relatos.
Un chiquito no puede decir: “Quiero una abuela que me cuente cuentos y
tenga tiempo para mí”. Somos los abuelos quienes, al recordar nuestra infancia,
podemos ver la importancia de nuestra presencia en la vida de esos chiquitos,
hijos de nuestros hijos.
Cada vez y nosotros somos unos, son más los que adoptan el modelo del
envejecimiento activo, sabiendo que así envejecen mejor. Y también los hijos
modifican su actitud de pensar que los abuelos ya no tienen ocupaciones o
actividades, que están disponibles siempre y por el tiempo que se requiera,
llegando incluso como hijos a querer exigir a los abuelos el cuidado de sus
hijos, ellos han de entender que los abuelos ya criaron y pasaron las angustias
de esas crianzas y que ahora ellos tan solo quieren disfrutar a sus nietos.
Sin duda, es muy grato y enriquecedor disfrutar de la abuelidad,
¡tanto se aprende de los nietos de hoy! Y para los nietos, los abuelos son
tanto más accesibles, siempre dispuestos a pecar por exceso en mimos y
permisos.
Cuando los adultos mayores tienen sus propias actividades, sus propias
apetencias, sus propias relaciones, sus propias opciones que fundamentalmente
les son placenteras, aumentan su autoestima, viven más saludablemente,
requieren menos medicamentos, se sienten vigentes e incluidos en una sociedad
que todavía trata de ubicarlos en un lugar secundario y que, además, no valora
suficientemente el valor de la experiencia vivida.
No debemos confundir experiencia con sabiduría. Haber acumulado
experiencias quiere decir tener el privilegio de llegar a la vejez. Solo no se
envejece, si la muerte ha llegado antes.
No hay recetas para saber cómo vivir en plenitud esta etapa de la
vida, pero sí es importante ver cómo puede disfrutar la persona mayor, abuelo o
no, este tiempo de ocio que está a su disposición.
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