Proverbios 30:7...9 “Solo dos
cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí
la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas, sino solo el pan de
cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: “¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre
de mi Dios” NVI
Esta es la oración del profeta Agur. Un hombre
que reconoce su debilidad humana y las consecuencias de esa debilidad. Por lo que
pide con urgencia a Jehová, dos cosas:
Primero: que aparte de su boca
la vanidad y la mentira. Que muchos daños hacen estas cosas al hombre.
¿Por qué el ser humano es tan dado a estas
cosas?
Tanto la vanidad como la palabra mentirosa son
características de personas con una baja autoestima o un pobre concepto de sí
mismo. Alguien que no se sabe amado, se siente inseguro. Esa inseguridad le
hace presa fácil de la mentira y la vanidad. Lo hacen como medio de autodefensa
para poder sentirse seguros e importantes y lograr respeto de aquellos que le
rodean, pero en su interior lo que hay, es un grito de auxilio. Está pidiendo a
gritos que le amen.
La mentira como la vanidad son ataduras
diabólicas que apartan del amor de Dios. La mentira es pecado y los mentirosos
no heredaran el reino de los cielos. Mentir es entrar en un círculo vicioso,
mientras más mientes y más hablas, más te rechazan.
Segundo: No me des pobrezas ni
riquezas. Y de inmediato explica el por qué. Sabemos que los éxitos y riquezas
envanecen el corazón del hombre. Llega un momento que se nos llena la cabeza de
humo y pensamos que lo que tenemos, lo tenemos gracias a nuestra inteligencia,
fuerza o sabiduría.
Deuteronomio 8:17 lo explica mejor, dice:
"Y digas en tu corazón poder y fuerza de mi mano me han traído esta riqueza”.
Olvidamos que todo procede de Dios. El éxito no es malo cuando sabemos de quien
es la gloria. Hay gente usada por Dios para hacer milagros y prodigios que se
han envanecido y han querido robarle la gloria a Dios. Hoy en día una de las
enfermedades que más se ha propagado es el “Síndrome del Yo-Yo". La gente
se olvida de Dios y lo sustituye por el Yo puedo, Yo hago, Yo hablo, Yo doy… y
se olvida del Gracias a Dios.
Hay algo más que Agur demanda a Dios: no desea
pobreza porque la tentación de verse con tanta hambre y necesidad le llevarían
a dudar de la existencia, amor y cuidado de Dios, por lo que el hurtar y blasfemar
contra Dios sería lo más obvio. Ahora bien, Dios no se complace en la pobreza
extrema del hombre, pero esta viene como consecuencia de maldición, por
desobediencia del hombre.
Gálatas 6 dice: "lo que el hombre sembrare
eso también segará" Y esa sería todo un estudio de como el hombre siembra
para pobreza. Ahora bien, Dios dice en su palabra que no nos afanemos porque Él
sabe de lo que tenemos necesidad. También dice en Santiago que a veces no
recibimos porque no sabemos pedir, porque pedimos para nuestros deleites, pero
no hay dudas de que nuestro Dios quiere que seamos prosperado en todo.
Por lo que, meditando en esta palabra,
podríamos decir cuán importante es tener cuidado a la hora de hacer nuestras
peticiones a Dios. A veces pedimos cosas materiales, carros, empleos, casas a
Dios y nos incomodamos si no llega la respuesta. Es más, las obtenemos en
nuestras fuerzas, en desobediencia a Dios y luego son las mismas cosas que nos
alejan de Dios y nos traen maldición.
Jesús nos enseñó en la oración modelo como
pedir al Padre cuando dijo: “el Pan nuestro de cada día dánoslo hoy”. Lo que
necesito hoy, eso quiero, ni de más ni de menos para no caer en tentación. En
este proverbio Agur dice "el pan necesario". Dame lo que realmente
necesito para vivir una vida agradable a ti, mi Dios.
Pablo decía: "que seas prosperado conforme
a como prospera tu alma". Un deseo lleno de sabiduría, pues si en tu
corazón quien reina y gobierna es Dios será mucho más fácil manejar tu
prosperidad sin caer en tentación.
Recuerda el verso que dice: Amado, yo deseo que tú seas prosperado en
todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma" es lo que deseo, pero para que ese deseo se
haga vida en ti tu alma debe ser prosperada y esa prosperidad implica un morir
al yo para que crezca el Yo soy (Jehová)
en ti, implica que tu alma sea sanada de todas las heridas que han sido
causadas porque Yo las he permitido para que crezcas y vayas a nuevos niveles,
implica que olvides lo que queda atrás y que renueves el espíritu de tu mente,
implica que dejes en el camino todo aquello que solo hace más difícil tu camino
y no te deja avanzar. Y si, si veras esa prosperidad en todas las cosas:
negocio, familia, amor y/o sentimientos, porque estas siendo preparada para ello
y a medida que te rindas disfrutaras de esa salud que has perdido en muchas
ocasiones por hacer guerra tu alma.
Si has estado presentando peticiones a Dios y
estas no te han sido concedidas aún, da gracias a Dios, porque Él sabe de lo
que te está librando. Cuando presentes oración al Padre dile: Señor no me
concedas esta petición si ésta me aparta de ti, sino que todo sea hecho
conforme a tu perfecta voluntad. En la medida que seas honesto e integro
contigo y con Dios, en la medida que tu confianza y tu deleite sea Dios, tu
verás cómo se cumple lo que dice el Salmo 37.4:"y él te concederá todas
las peticiones de tu corazón."
Él te bendecirá materialmente conforme tu alma
prospere en su Palabra. Luego, cuando las semillas de la prosperidad hayan sido
sembradas en tu mente, en tu voluntad y en tu corazón y cuando dejes que esas
semillas broten como plantas que tu cultives, entonces producirán una gran
cosecha material no importa cuán malas estén las condiciones alrededor de ti.
Hoy Dios dice: si hay una petición que me has
presentado y aun no te he contestado, Hoy te pido que reevalúes la intención de
tu petición. Yo te amo y es mi deseo amado concederte lo que tanto anhela tu corazón,
pero lo que pides, ¿te acercará o te alejará de mí? Confía en mí, conozco tus
necesidades y no te desamparare ni dejaré que mendigues pan.
Todos tenemos peticiones delante de Dios,
quizás haya algunas que anhelamos sean contestadas más rápido y aun no
recibimos la respuesta, en esta ocasión seamos humildes y sabios como Agur, en
la quietud de tu hogar, pídele a Dios que haga lo mejor con esa petición
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