"Porque siete veces cae el justo, y
vuelve a levantarse..." Proverbios 24:16
Has estado sin ánimos, las fuerzas poco a
poco van faltando, todo pareciera que va en tu contra y para colmo volviste a
caer en el mismo error que habías prometido no volver a caer. Te sientes muy
mal, no encuentras de qué forma presentarte ante el Señor porque te sientes
indigno de su presencia. Estas pensando seriamente en volver atrás, pero algo
dentro de ti te dice que esa no es la solución, y aunque humanamente es lo que
quisieras hacer, por algún motivo no puedes hacerlo.
Crees que Dios ya no te oirá mas, que ya
no hay perdón para ti, que lo que hiciste fue la gota que rebalso el vaso, que
tus oportunidades se acabaron, que ahora si fue el colmo, y toda clase de
pensamientos que quieren evitar que vayas y te rindas al Señor.
El enemigo es astuto, él sabe muy bien en
qué momento atacarte con toda clase de pensamientos que quieren denigrarte y
borrar la imagen de Dios de tu vida. Y es que sabe muy bien que una de tus
debilidades es sacarte en cara los errores que cometes.
Pero aun cuando tú te sientes indigno y
aun cuando ni tú mismo te perdonarías por tantas veces que fallas, Dios no
piensa lo mismo de ti, debes de entender que caer está permitido. ¡Levantarse
es obligatorio!
Si algo podemos tener claro que hemos
compartido absolutamente todos los seres humanos en la vida, de la misma manera
que el aire que respiramos, es caernos emocionalmente. De eso nadie se salva,
nadie. Parejitos todos, sin importar condición social, nivel de escolaridad,
estatura, género, idioma o país, todos en algún momento hemos aterrizado en el
piso, por decirlo de alguna manera.
Y es totalmente válido, es parte de la
vida misma; parte de sentirnos y sabernos vivos. Inevitablemente la vida nos
presenta lecciones de aprendizaje que nos tumban, nos vuelcan, nos hacen sentir
que un hoyo negro nos succiona y que nos metemos a un túnel sin salida.
Abandonarnos emocionalmente es provocado por múltiples situaciones, entre las
más frecuentes: porque el corazón lo tenemos roto, por un diagnóstico médico
nada agradable, un divorcio, la pérdida de un ser amado, falta o pérdida de
trabajo, la frustración ante no lograr una meta esperada o por una dependencia
a las drogas, el alcohol, una codependencia hacia una relación, persona,
familia, hijos... En fin, ¿quién no ha tocado fondo alguna vez en su vida?
Dios, este día tiene una palabra
especialmente para ti y con mucho amor te dice: "Porque siete veces cae el
justo, y vuelve a levantarse", y es que Dios más que nadie desea que te
vuelvas a levantar.
A veces sentimos que la vida nos aplasta,
que todo se derrumba, que todo lo blanco es negro. Lo cierto es que como dicen:
"caer está permitido pero levantarse es obligatorio".
He aprendido que nada ni nadie nos afecta,
uno es quien permite y elige que una situación, circunstancia o una persona le
afecte, de la manera que uno lo desee y por el tiempo que uno lo permita: sea
por horas, días, semanas, meses y hay quienes eligen por años. Es importante
reconocer eso para que puedas dar el primer paso hacia salir del hoyo y pedir
ayuda.
Caemos porque estamos vivos y estar vivos
es sentir. Ten claro que los sentimientos no deben controlar nuestro
comportamiento, pero tampoco debemos ignorarlos. Nuestra parte emocional es
vital, hay que permitirnos sentirnos felices así como devastados si es eso lo
que elegimos, la cosa es que tratar que no sea demasiado frecuente o tu estilo
de vida. Es mejor permitirse por unas horas, momentos o si es necesario días
caer en el hoyo que tratar de hacernos súper héroes de acero sin sentimientos.
El problema no está en que tropieces y caigas, sino en que no te quieras
levantar.
Este día Dios quiere que te vuelvas a
levantar, ¿Qué ya lo intentaste muchas veces?, pues entonces ¡Vuelve a
Intentarlo!, no te des por vencido, tu naciste para triunfar, tú has sido
llamado por el Señor para ser mas que vencedor.
Otra cosa muy diferente, es caernos y no
hacer nada por levantarnos o aprovechar la caída como aprendizaje para avanzar
con más fuerza al volver a caminar, permanecer en sentimientos negativos, no
llevan a nada bueno.
Quizá tú piensas que nadie cree en ti,
quizá hasta este punto ni tú mismo crees en ti, pero Dios si cree en ti, Dios
si sabe el potencial que tienes y lo usado que puedes ser si permites que El te
tome y transforme.
En ocasiones, sentir nos asusta tanto que
hasta optamos no sentir. Evadimos. Tenemos miedo a nuestros sentimientos, a
reconocer lo que verdaderamente debemos hacer o enfrentar, esto requiere
decisión de enfrentar la realidad y preferimos dejarnos abrazar por la
angustia, tristeza, desesperación y ya en casos más profundos por la depresión.
Reprimir los sentimientos, nos hacernos
los muy fuertes, esto no está nada bien, es mejor dejarlos salir, permitirnos
sentirnos mal, hundirnos, caer y luego quitarnos el polvo de las rodillas,
levantarnos y andar de nuevo, porque cargar con culpas, furia, enojo, rencores
y todo lo similar es acumular mal estar, tanto, que en algún momento puede
hasta terminar en enfermedades, porque el cuerpo se cansa de cargar tanta mala
vibra, generada por nosotros mismos y gratuitamente.
Pero no hay nadie que te pueda detener si
permites que Dios vaya delante de ti, es hora de cultivar una verdadera relación
personal con el Señor para ser fuerte en la hora de la prueba, es día de
decidirte a comenzar a hacer su voluntad.
Así como el miedo nos hace alejarnos del
peligro, también puede impedir que logremos metas y deseos porque no nos
atrevemos a ejecutar, a dar el paso necesario. La ira puede convertirse en
resentimiento y llevarnos a la amargura. Y claro está, la tristeza puede llegar
a desembocar una gran depresión.
Lo importante es reconocer que somos
humanos, podemos caer, pero luego hay que buscar la solución. Porque los
sentimientos reprimidos no desaparecen, nos frenan y hacen la vida más pesada.
Recuerda además en todo momento que los sentimientos son energía emocional, que
no son rasgos de tu personalidad. Algo pasajero que aparece porque le das permiso,
sea bueno o malo.
Nuestros sentimientos no tienen porque
controlarnos, así que por ejemplo, no se justifica ser agresivos con los demás,
querer golpear, gritar, regañar a los hijos, andar irritado con los demás
porque estamos enojados.
¡Vuelve a Levantarte!, tú no naciste para
estar en el suelo, tú naciste para conquistar para ser punta de lanza, para ser
cabeza y no cola, ¡Vamos, Vuelve a Levantarte! Dios quiere hacer de ti algo
mejor de lo que un día fue, quizá tú creas que no lograras el nivel que antes
tuviste, pero déjame decirte que Dios tiene preparado para ti un nuevo nivel,
algo más grande porque para eso naciste, ¡Vamos, Vuelve a Levantarte!
Ríndete hoy al Señor, reconoce tu
necesidad de Él, renuncia a tus propias capacidades y permítele que Él actué en
tu vida como Él quiera actuar, estoy seguro que hará una obra maravillosa en tu
vida.
¡Y recuerda: a sonreír, agradecer y
abrazar la vida!...
Sobre todo: ¡a Vivir, leíste bien a
VIVIR.
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