Se
conoce como hiporexia a la pérdida parcial de apetito, la cual se diferencia de
la anorexia porque esta última es una pérdida total. Aunque puede ocurrir a
cualquier edad, este problema es frecuente en los adultos mayores o de la
tercera edad por varios factores. Entre estos pueden mencionarse las pérdidas
sensoriales, ya sea del gusto, el olfato y la vista, ya que esto afecta el
adecuado apetito y consumo de los alimentos.
Afecta
a una gran mayoría de personas de la tercera edad. El 90% de los pacientes
mayores de 80 años presentan alteraciones del apetito. La hiporexia puede ser
síntoma de alguna enfermedad de tipo psicológico. La desnutrición es la
consecuencia más grave y abre el círculo vicioso de las complicaciones,
estancias hospitalarias y hasta mortalidad.
De
acuerdo con los nutricionistas, "la salud oral es otro factor de
importancia, pues pueden experimentar sequedad de la boca producida por la
hiposalivación; problemas de masticación y deglución por ausencia de piezas
dentales. Por esto es necesario modificar la consistencia de los
alimentos", explica.
Por
otro lado también puede afectar la función gastrointestinal, pues durante el
proceso de envejecimiento se presentan diversos cambios que afectan el consumo
de nutrientes, la digestión y la absorción en el sistema gastrointestinal.
Asimismo los estados de confusión que se presentan en algunos adultos mayores
afectan el consumo de alimentos y por consiguiente su estado nutricional.
Federico
Cuesta, geriatra del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y miembro de la
Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), añade que "es un
síntoma que nos tiene que hacer indagar si hay algo más debajo porque, puede
ser que una nueva medicación que hayamos ofertado al mayor disminuya su apetito
o que tenga una patología más severa, es una señal de alarma que nos hace
investigar más".
Este
problema se dispara y se complica por la edad y la enfermedad. Es decir, los
ancianos "normalmente" comen menos porque disminuyen sus necesidades
físicas y porque con la edad el estómago comienza a pedir menos cantidad;
algunos porque perciben los sabores y olores de forma distinta y otros por
culpa de algún fármaco que estén recibiendo para tratar alguna otra complicación.
La hiporexia puede ser también un síntoma de alguna enfermedad que necesite
apoyo psicológico, como una depresión; cuando se evalúa al paciente uno de los
aspectos que hay que interrogar es el estado anímico, porque podría ser una de
las causas. El agravante número uno de la falta de hambre es que, por mala
suerte, aparece en el peor momento. La enfermedad está ligada a la hiporexia y
esto es un problema, porque cuando una persona está enferma es cuando necesita
más energía y más proteínas para recuperarse.
Resultado
de lo anterior es la desnutrición como la consecuencia más grave. Cuando hay
una disminución en la ingesta, nuestros pacientes mayores empiezan a perder
peso y con el tiempo, acaban desnutriéndose; la desnutrición nos introduce en
el círculo vicioso de las complicaciones, las estancias hospitalarias, incluso
la mortalidad. Si un paciente pelea con la comida cuando tiene sus defensas
golpeadas por alguna patología, se vuelve propenso a la desnutrición, uno de
los principales problemas. Además, los fármacos también alteran el apetito.
Comer
poco pasa a ser lo normal. Otro agravante de la hiporexia es que se camufla en
la "normalidad". Como se supone que los mayores
"normalmente" comen menos, muchos ni se han enterado de que su padre,
madre, abuelo o abuela no está comiendo ni la mitad de lo que necesita para
mantenerse en pie. Los pacientes no mencionan la falta de apetito, lo
encuentran normal
Es
difícil poner en evidencia la falta de apetito porque los pacientes no lo
mencionan, lo encuentran normal o creen que no tiene solución. Pero el
principal signo de alarma es el peso. Toda pérdida de peso no intencionada
indica que la persona mayor está comiendo menos de sus necesidades. Otro signo
es el plato lleno y frío abandonado sobre la mesa. En consecuencia, muchas
personas de la tercera edad reemplazan las comidas que les producen asco con
otras que el cuerpo les pide, como los dulces. Muchos acostumbran cenar un café
con leche con dos porciones de pan, lo que desequilibra su dieta y a largo
plazo, puede lesionar su salud.
Requerimientos Nutricionales
Las
necesidades de energía en las personas mayores son menores que en los más
jóvenes; como media disminuyen un 10 % cada década a partir de los 60 años, por
disminución de la masa celular activa y de la actividad física, aproximadamente
se habla de un consumo de unas 2,200 kilocalorías en varones de 65 años
sedentarios y de 1850 en mujeres de la misma edad y características.
Respecto
a las proteínas, "aunque hay una disminución de la masa magra, es decir,
de la cantidad de músculo, también hay un aumento de la utilización de
proteínas (y sus elementos básicos, los aminoácidos) a nivel de vísceras como
hígado e intestinos. Por lo mismo se recomienda que la ingesta de proteínas
constituya aproximadamente el 10 % de las calorías totales de la dieta.
El
consumo de grasas, en general, debería reducirse como prevención de
enfermedades cardiovasculares. Pero sí se debe de asegurar la ingesta de grasas
poliinsaturadas: semillas oleaginosas tales como maní, nuez, almendra,
macadamia, marañón y pistacho (pues fortalecen el sistema nervioso) y del
pescado, mejor que grasas de origen animal.
En
cuanto a los carbohidratos lo mejor es que consuman los llamados complejos,
como los cereales integrales, pues aportan fibra, disminuyen los problemas de
intolerancia a la glucosa o aparecimiento de diabetes en esta etapa de la vida.
El consumo de azúcares y productos de reposterías debe reducirse. En todo caso
pueden cambiarse por cuatro o cinco porciones de fruta al día.
Es
recomendable fraccionar la alimentación en cinco pequeñas comidas al día, las
cuales deberán ser saludables y nutritivas. Además, por ningún motivo se
recomienda saltarse tiempos de comida debido a que los adultos mayores, al
igual que los niños, son vulnerables a la pérdida de peso y consecuente
desnutrición si no ingieren una adecuada cantidad de nutrientes durante todo el
día.
En
su mayoría, deberán ser preparaciones blandas, como purés, papillas,
asegurándose de que sean muy balanceadas. Para el caso, un puré de vegetales
deberá contener una porción de carbohidratos, como papa, arroz, yuca o tortilla
y una porción de vegetales, prefiriendo la zanahoria y el ayote por su aporte
de vitaminas y minerales.
Como
proteína lo mejor es la pechuga de pollo sin piel o pescado. Todo deberá ir lo
suficientemente blando, dependiendo de las características de cada
persona".
Dependiendo
del estado de salud de cada persona, la recomendación general es evitar el
consumo de café o tomar los que son a base de cereales como el café de soya o
café descafeinado. Esto debido a que la cafeína impide la absorción adecuada de
calcio, hierro y zinc de los alimentos que ya de por si son insuficientes en esta etapa de la vida.
Por
otra parte, las bebidas alcohólicas deberán evitarse, sin embargo, se puede
consumir vino una vez a la semana por su aporte de antioxidantes, aunque
siempre mejor preferir el consumo de uvas frescas por encima del vino, porque
este último contiene alcohol.
No
obstante, lo ideal es consultar con su medico o nutricionista para que le
brinde la adecuada orientación según cada caso particular.
Acompáñelos.
es muy importante no dejar solos a los adultos mayores, muchos se deprimen y
eso afecta el apetito, la digestión, el nivel de energía, el peso y el
bienestar. En el caso de la viudez, la soledad y los cambios de actividades
cotidianas, como las relacionadas con la adquisición de alimentos, su
preparación y consumo son comunes.
El
ejercicio también es importante, sin embargo, deberá individualizarse de
acuerdo al estado de salud y condición física. En general se aconseja caminar,
nadar, bailar o trotar; siempre y cuando el médico o profesional de salud no
diga lo contrario.
De
todas formas no olvidemos: La comida debe ser sabrosa, atractiva y de fácil
digestión
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