Particularmente trágico resulta en la
vejez las separaciones que le imponen las circunstancias. La muerte de
familiares y amigos, la vida independiente de los hijos, la dificultad para ser
escuchado o tomado en cuenta, etc. vuelven imposible la realización de los
planes para el anciano.
La muerte de un ser querido le obliga al
anciano a dar un vuelco en sus costumbres, expectativas y necesidades
afectivas. Es fácil que se sienta indefenso y derrotado. Algunos ancianos se
prohíben a sí mismos el hacerse ningún tipo de ilusión, censurándose en sus
pensamientos cuando deseen nuevas relaciones afectivas. La soledad envuelve al
anciano con o sin consentimiento de él.
Comenzar nuevas amistades resulta una
empresa que para ellos tiene dos filos: por una parte, se necesita invertir
tiempo y esfuerzo, pero por otra, es la única alternativa de vida afectiva y
social que queda. Esta dificultad hace que muchos se abandonen a una soledad
más o menos asumida.
El anciano, también se ve rechazado por
los demás por el mero hecho de ser viejos, como un negro es objeto de
prejuicios raciales. Por ello, se las tiene que ingeniar para buscarse los
ambientes adecuados y en los que pueda resurgir de las tragedias en una
atmósfera de calidez.
Estudio aparte requeriría al aislamiento
debido al deterioro físico o a las limitaciones de una postración por
enfermedad, que viene a agravar el panorama que hemos delineado.
Algunos ancianos tienen una vivencia
depresiva frente a las limitaciones que provoca una edad avanzada o la cercanía
de la muerte; renuncian a la posible riqueza que podrían obtener rebelándose en
lo posible, apostando por una especie de quietud en la que piensan que no
sufrirán, aunque no suele dar el resultado perseguido sino que suele agravar la
situación.
Los ancianos debemos saber enfrentar la
muerte. Esto es cuestión de valentía y sabiduría.
A mediados del siglo 15 en Francia
artesanos crearon monumentos funerarios para el duque de Borgoña, llamado Juan
Sin Miedo y su esposa, Margarita de Baviera. En una losa de mármol negro, se
colocaron dos realistas figuras de piedra que representan a los difuntos en
toda su gloria, vestidos de ropas de colores, tallados. Aun hoy en día, todavía
se encuentran lado a lado en el reposo eterno, en la exhibición para las
edades. Se les ha llamado "la expresión más profunda de luto conocido en
el arte, una marcha fúnebre en piedra." (New York Times, 13 de mayo de
2010).
Las figuras en si y ante la muerte,
representan a los ricos y los pobres, los ancianos y los jóvenes, nobles y
plebeyos por igual. La muerte no hace acepción de personas. Incluso "Juan
Sin Miedo", anticipó su propia muerte en la puesta en marcha de su tumba.
Hoy, es una realidad que las personas
hacen todo lo posible para evitar la muerte. Nos lo niegan. Tratamos de
ignorarla. Como dijo alguien "No es que tenga miedo a morir, simplemente
no quiero estar allí cuando suceda."
La muerte no se detendrá. Los escritores
de las Escrituras lo saben. "Todas las personas son pasto", dice el
profeta Isaías, "Su constancia es como la flor del campo. La hierba se
seca, la flor se marchita... ciertamente hierba es el pueblo. "(Isaías
40:6..7)
Un día, los que ahora estamos leyendo este
estudio nos uniremos a los que ahora caminan "a través del valle de sombra
de muerte".
Comenzamos recordando nuestra propia
mortalidad y preguntándonos: ¿qué los cristianos creen en la muerte?
En primer lugar, somos realistas al
respecto.
Sabemos que nuestros días en la tierra
están contados. Los cristianos no creemos en que nunca moriremos. Todos los
seres humanos sabemos que enfrentaremos la muerte. Hace algunos años dirigí un
servicio en memoria de una persona que murió. Muchas personas estaban allí, hasta las que no eran parte de la iglesia.
Después del servicio varios expresaron gratitud que yo había hablado
abiertamente acerca de la muerte. Ellos se sintieron aliviados ante un hecho
que no pretendía ni ocultarlo, porque muchos tratamos de evitar a la muerte
como nunca llegara.
Es posible que tengamos preguntas sobre
ella, podemos desear que no fuera así, pero la muerte ocurre todo el tiempo, a
veces a gran escala como cuan se da una tragedia o catástrofe, a veces de una
manera íntima y personal. A veces se aprende muy pronto que la vida nunca se
debe dar por asegurada. La vida es frágil.
Como pastor he tenido conversaciones con
personas que están cerca de la muerte y listo para ello y algunos después, han
vivido una vida larga y plena.. Otros más jóvenes, pero en paz ya la
enfrentaron. Pero en ambos casos ellos han estado reconciliados con su muerte
inminente. Ellos no se amilanaron ante la visión de la misma.
Los cristianos ante la muerte, reconocemos
su poder y la enfrentamos. Somos realistas. Todo porque creemos que no morimos
solos.
Dios que viene entre nosotros en la
persona de Jesús, la resurrección, es la más clara señal de que Dios está con
nosotros toda la vida y sobre todo, en la muerte. Nosotros no morimos solos.
Los pastores y todos sabemos que vendrá un
momento que debemos enfrentar y lidiar con el duelo y la muerte. Puede que no
sea agradable o puede que no tengamos ni idea de qué decir, pero la Iglesia
sabe que debe estar allí en la muerte. Somos los representantes de Jesucristo
en la tierra.
Debemos ser conscientes nosotros no
morimos solos. Dios está ahí, en los amigos que vienen, en la familia que
espera, en la iglesia que ora.
Creemos que con la muerte no perdemos,
para nosotros ella es un triunfo.
Todo el mundo quiere una explicación de lo
que sucede después de la muerte. Pero a pesar de toda nuestra ciencia y
tecnología y buscándolo en Google, solo conseguirá una conjetura. Estas son las
cosas de la religión.
La imagen más popular de la escritura y
entre los creyentes hoy en día es que cuando morimos cruzamos un umbral hacia
una eternidad que es similar a ir a casa. "Un refugio de la ráfaga de
tormenta, y nuestro hogar eterno
La imagen aparece en los salmos en hebreo:
"...Y en la casa de Jehová moraré por largos días" (Salmo 23:6)
Jesús se hace eco del tema: "En la
casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho;
voy, pues, a preparar lugar para vosotros" (Juan 14:2)
El apóstol Pablo ensambla adentro
"Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se
deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en
los cielos." (2 Corintios 5:1)
¿Qué creemos acerca de la muerte Todo se
reduce a esto: la audaz afirmación de que el amor de Dios es más fuerte que la
muerte el poder. Lo que esto significa para nosotros, para usted y para mí, es
imposible decir. Cambiamos de un cuerpo el físico a uno espiritual. Pablo dice,
"en un abrir y cerrar de ojos," cuando nuestro cuerpo físico muere.
Eso es lo más cerca que la Biblia llega a definir la vida después de la muerte
- y aún así, Pablo todavía lo llama "un misterio".
Toda nuestra pregunta sobre la muerte nos
lleva de nuevo a ese punto, al amor que conocemos en esta vida. Al final, eso
es lo que importa - cómo vivimos, cómo amar, cómo somos amados. Nos enfrentamos
a la muerte confiando en que el amor de Dios no cesará cuando nuestra vida es
así, y que la muerte no tiene la última palabra con nosotros.
"¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?"(1 Corintios 15:54)
Por ahora Demos Gracias A Dios.
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