En la actualidad el problema de la
marginación en los adultos mayores sigue manifestándose y quizá hasta
aumentando. Desdichadamente este segmento de la población sigue ignorada por
diferentes razones: falta de amor, de valores, de cultura, de tiempo y
principalmente por cuestión social, como también incide el factor económico.
Pat Blair en su libro Como asumir la
Tercera Edad, escribe "Muchas veces cosas como sentirse querido, deseado y
necesitado por otros hacen que seguir viviendo merezca la pena. Sin el contacto
con otros seres humanos, los problemas pueden crecer, las enfermedades toman
una nueva dimensión y no disponemos de un baremo que nos permita poner en
perspectiva nuestros problemas".
Lo cierto es que cuando envejecemos, ya no
hay tantas personas a su alrededor con las que pueda entenderse y relacionarse.
Algunos de nuestros amigos se han muerto. Tal vez has tenido que trasladarte
del lugar donde antes vivías a otro. Además, a nuestra edad es más difícil
hacer nuevas amistades: ya no tienes compañeros de trabajo, probablemente
tengas una vida social menos activa que antes y desde hace muchos años carece
del grupo de amistades tradicionales como por ejemplo la puerta del colegio de
tus hijos o la asistencia a algún deporte. Muchos tan solo están en sus casas
callados y sumergidos en sus recuerdos y sus pensamientos... no hay nadie a su
lado.
Por todo ello, en la tercera edad
valoramos especialmente los viejos amigos y nuestro lenguaje social e historia
común nos unen más que nunca.
En el presente y para quienes tienen
acceso a Internet, esta nos permite localizar personas con las que hace años
perdiste el contacto. También existen todo tipo de club, sociedades y
asociaciones para la tercera edad pero no en todos los lugares. En la ciudad
donde yo vivo y en la generalidad de mi país (El Salvador) no los hay.
Indudablemente que ha cuanto más años,
menos amistades. Un tipo de amistad muy especial es aquel que se forma
traspasando generaciones. Abuelos y nietos comparten una afinidad tan especial
que debe ser apreciada y celebrada y si no gozas del privilegio de ser abuelo,
tal vez podrías convertirte en "tío" o "tía" adoptiva de un
niño. Los miembros de la tercera edad, con nuestras arrugas e historias de un
lejano pasado, resultamos muy fascinantes para los niños.
No existen unas reglas sobre cómo hacer
amigos aplicables a todo el mundo. Todos somos diferentes y algunos somos más
tímidos que otros. Además, con la edad es cada vez más difícil para muchos de
nosotros saber cómo presentarnos a otras personas. Estamos más inseguros sobre
qué podemos ofrecer a una relación de amistad y tenemos más miedo ante un
posible rechazo. Por otro lado, generalmente no somos dueños de todo nuestro
tiempo.
Tal vez sea difícil hacer amigos. Pero
probablemente es más difícil todavía vivir sin ellos.
Tener amigos favorece la integración
social, las personas se sienten acompañadas, aunque no exista un compartir
presencial frecuente, brinda placer, nos permite crecer.
La amistad entre las personas, en todos
los ciclos de la vida del ser humano, es especialmente valorada por nuestra
naturaleza social, cultivarla es algo fundamental y muy importante en el
desarrollo de la vida.
En tal sentido, los lazos de la amistad
otorgan, además de satisfacción plena, apoyo emocional y seguridad, nos ayudan
a desarrollar una autoestima alta y buena.
Es reconocido también que tener amigos
favorece la integración social, las personas se sienten acompañadas, aunque no
exista un compartir presencial frecuente, brinda placer, nos permite crecer y
sentir apoyo en los momentos difíciles.
Un estudio Australiano de la Universidad
de Flinders, determinó que tener un grupo sólido de amigos aumenta la
expectativa de vida de las personas mayores, se pudo concluir que los amigos
influyen de manera más directa en la prolongación de la vida que los
familiares.
A los amigos los elegimos voluntariamente,
es imposible depositar amistad en alguien que no es de nuestro completo agrado,
esta particularidad hace que desarrollemos sentimientos especiales hacia ellos
y les otorguemos un rol fundamental. Las pérdidas que se van experimentando, a
medida que avanzamos en edad, de nuestros familiares más cercanos como
cónyuges, hermanos, cuñados, etc., son
enfrentadas de mejor manera con un buen amigo al lado.
El no habernos hecho de amigos, depara el
llegar a la edad adulta sin alguien con quien celebrar o intercambiar
experiencias, consolarse, entregar mutua atención, tener un referente con el
cual seguir cultivando la vida.
Los que hemos experimentado alguna vez la
satisfacción de compartir un cafecito o una cena con un gran amigo o
amiga, sabemos lo que es quedar con el
corazón lleno de sensaciones placenteras, que quedan grabadas en nuestra
memoria como recuerdos positivos, que son rememorados cada vez que queremos
volver a sentir la sensación del placer vivido. Estos recuerdos se transforman en poderosos recursos para sortear
los momentos de tristeza y de soledad. Aquellos que no han tenido esas
vivencias no tienen que recordar.
En cualquier tiempo de nuestras vidas
podemos cultivar la amistad, no es difícil encontrar personas que durante su
juventud y edad adulta estuvieron tan abocadas a cumplir correctamente
compromisos y responsabilidades que al llegar a la tercera edad solo dan cuenta
de lazos familiares. Sin embargo siempre es posible empezar, hoy existen muchas
vías para poder encontrar amigos, la integración social en este ciclo de la
vida es fundamental.
Atrevámonos y despojémonos de miedos y
desconfianzas miremos a nuestros pares como potenciales amigos, ellos sin
siquiera proponérselos podrían transformar nuestras vidas, prolongar nuestros
años activos y ahuyentar las enfermedades, solo es cuestión de voluntad.
Filipenses 3:12..13: "No que lo haya
alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que
prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido
por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una
cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que
está delante, prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús"
Cultivar la espiritualidad es otra forma
de allegarnos a la amistad. La amistad y la espiritualidad no se desarrollan
plenamente, si no se les da el lugar que corresponde en la vida diaria.
Partimos de la premisa de que el ser
humano es cuerpo, alma y espíritu y consideramos al espíritu como el enlace de
la amistad que nos acerca y nos une a Dios, que es también espíritu. Por eso la
dimensión espiritual en un ser humano es tan importante y afecta (bien o mal) a
las otras dimensiones, la física y la del alma (sentimientos, intelectualidad).
De una satisfactoria vida espiritual
dependerá una saludable vida emocional y física, aunque no puede decirse lo
mismo para el caso inverso: no todo el que tiene salud o se siente satisfecho
emocionalmente, vive una vida plena. Puede ocurrir que aun teniendo paz en
estas dos áreas, sin embargo todavía se experimente un vacío existencial muy
difícil de llenar. La crisis de la espiritualidad es la crisis de la
modernidad. Es el hombre sin Dios, arrojado en el mundo, de que nos habla la
filosofía existencialista.
No se puede vivir ignorando lo espiritual:
vivir sin lo espiritual, es vivir a medias. Romanos 8:6: "Porque el
ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz
"
La opción que se nos plantea es vivir la
edad madura como un almendro florecido o como una higuera estéril; una higuera
estéril ya no sirve. Sus ramas se secan, su hermosura se extingue, su razón de
ser ya no existe. Ya no dará fruto, ni sombra, ni abrigo. Es arrancada y
quemada en el fuego...
Eclesiastés 12, compara a la vejez con un
almendro florecido, por el color blanco de sus flores, como coronando una
cabeza encanecida por los años. Y es verdad que se oscurecen los que miran por
las ventanas (v.3: los ojos); y se van cerrando las puertas de afuera (v.4: los
oídos); y cesan las mulas (v.3: los dientes), y crecen los temores (v.5), y se
perderá la fortaleza de antaño (v.5), y la alegría de vivir disminuye (v.4)...
Es el ciclo de la vida, y hay que aceptarlo y afrontarlo con paz... Depende de
uno cómo decida vivirlo y depende también de uno, cómo ayude a los demás a
afrontarlo... Porque una higuera estéril ya no sirve de nada, pero un almendro
florecido no sólo es bello, sino que anuncia que pronto volverá a dar fruto...
¿Y es posible?... Si es posible, porque mientras hay vida, hay esperanza.
¡Ánimo, a cultivar amigos y ser felices!
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