En la mayoría de los hogares en
todas partes del mundo, hay ancianos que cumplen los más variados roles, desde
ser privilegiados con atenciones, recibiendo el cariño digno y merecido de sus
familiares, hasta ser absolutamente ignorados y maltratados.
Resulta difícil tener una idea
exacta de lo que sería una vejez "natural" sin tener en cuenta la
pertenencia del individuo a una cultura determinada.
En el pasado la suerte de los
ancianos dependía de las penurias del pueblo y de las costumbre que se
instauraban. En algunas tribus antiguas del Japón, los Ainu, maltrataban a los
viejos como también los padres a sus hijos: las bocas parásitas en una
situación de frío y pobreza angustiante explicaba en parte ese comportamiento.
En cambio, otras culturas igualmente precarias tendían lazos afectuosos entre
padres e hijos y cuidaban de los viejos.
Unas veces se ha valorado la
experiencia de la edad, otras, en las que la sociedad vivía al día, se ha visto
al anciano como un fardo insoportable. En todas estas situaciones, como puede
observarse que la "vejez" no ha significado lo mismo.
Hoy reflexionaremos, recordaremos
o aprendemos Qué nos dice la sagrada escritura acerca de los Ancianos y
Ancianas en medio del Pueblo de Israel:
El pueblo de Israel honraba en
sobre manera a los ancianos reconociendo en ellos una fuente inagotable de
sabiduría y autoridad. La edad concedía derechos especiales, como poner a un
anciano a la cabeza de la familia o de la tribu: Jueces 8:14. “ y tomó a un
joven de los hombres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los
nombres de los principales y de los ancianos de Sucot, setenta y siete varones”
Por otro lado leemos:
"Ordeno Moisés, con los ancianos de Israel, al pueblo, diciendo: Guardareis
todos los mandamientos que yo os prescribo hoy"; (Deuteronomio 27:1) Los ancianos eran el apoyo de autoridad para
el líder.
Los ancianos eran los encargados
de la toma de decisiones importantes que afectaban a una tribu o a la nación
completa (Jueces 11:5..8), (2 Samuel 5:3);
Eran considerados y honrados como
príncipes: Éxodo 18:12, “Y tomó Jetro, suegro de Moisés, holocaustos y
sacrificios para Dios; y vino Aarón y todos los ancianos de Israel para comer
con el suegro de Moisés delante de Dios”
Dios mismo, inclusive, había
reservado un mandamiento exclusivamente para los ancianos de cada casa,
"Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para
que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová
tu Dios te da" (Deuteronomio 5:16)
Tremendo mandamiento! Qué
encierra dos promesas de bendición: La primera: La prolongación de tus días,
promesa de vida, pero lo mejor es la segunda parte de esta promesa: Para que te
vaya bien, para que prosperes en todo lo que emprendas, para que seas
bendecido, o sea no sólo vivir sino vivir más y en bienestar completo !Qué
maravilloso es Dios!
Asimismo las ancianas eran muy importantes dentro de la
organización familiar, ellas eran reconocidas por el pueblo de Israel mucho más
que por otras culturas paganas que convivían a su alrededor.
Se le daba una honra especial a la anciana
independientemente de su condición jerárquica "Vino Betsabé al rey Salomón
para hablarle de Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó ante
ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo traer una silla para su madre, la
cual se sentó a su diestra" (I de Reyes 2:19)
"Entonces murió Débora, ama de Rebeca, y fue
sepultada al pie de Bet-el, debajo de una encina, la cual fue llamada
Alón-bacut (esto es la encina del llanto)" (Génesis 35:8), Betsabé era la
reina madre, y su hijo el rey le honraba personalmente postrándose a sus pies,
si el rey la recibía con esos honores debemos presumir que el resto del pueblo
le honraba de igual o mayor manera, en oposición Débora era la nodriza de
Rebeca, la mujer que le había amamantado durante su infancia, las nodrizas eran
muy valoradas por el pueblo de Israel, y muchas veces seguían cumpliendo
funciones de cuidado más allá de la infancia de quien amamantaron, en este caso
Débora incluso salió con Rebeca de Nacor para que contrajera matrimonio con
Isaac (Génesis 24:59) Débora acompañó hasta el final de sus días a Rebeca; por
lo tanto fue digna de amor y cuidados totalmente merecidos por parte de la
familia, Débora dejó de existir aproximadamente a los 120 años, y me imagino
con cuanto amor Isaac, Rebeca y sus hijos deben haber cuidado de esta ancianita
en sus últimos años de vida, con cuanta ternura deben haberle alimentado,
aseado, agradecidos por todo el amor que Débora entrego durante años supliendo
con toda abnegación a la madre de Rebeca y a la propia madre de Isaac, quien
había muerto antes del matrimonio de su hijo, causando natural conmoción y pena
para él (Génesis 24:67).
Las situaciones bíblicas anteriores nos hacen ver la
ancianidad de una forma diferente, pero en la actualidad, Ud. estará de acuerdo
conmigo, en que la imagen que sobre la vejez trasmite las sociedades económica
y socialmente desarrolladas dista mucho de resultar atractiva o envidiable como
la bíblica.
En parte, puede explicarse por la decepción de contemplar
después de los cincuenta y cinco años, que se va perdiendo el sitio, el
protagonismo, el poder físico, intelectual, sexual, económico, laboral.
Es una situación, aceptémoslo, compleja, con aspectos
objetivamente negativos y difícil de ser percibida como deseable. Y más en un
mundo en que el deseo se ha erigido en el motor de la vida económica e incluso
en móvil de decisiones en el espacio de lo personal.
La sociedad excluye a los ancianos y ellos mismos parecen
en muchos casos dispuestos a arrinconarse en la fila de los menos activos.
Desde esas dos dimensiones complementarias debemos contemplar la situación:
·
¿qué podemos hacer por el colectivo de los viejos? y
·
¿qué pueden hacer ellos por sí mismos?
Para empezar, una de las cuestiones pendientes de esta
sociedad que envejece a un ritmo que demógrafos, economistas y psicólogos no
dudan en calificar de preocupante, es cómo cambiar la imagen del
envejecimiento, paso indispensable para que tanto las personas que entran en
esa fase vital como la sociedad en general modifiquen sus actitudes ante los
ancianos.
Salmo 92:12..14 “12 El justo
florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. 13 Plantados en la casa
de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. 14 Aun en la vejez
fructificarán; Estarán vigorosos y verdes” Aleluya... estamos vigorosos y
verdes.
Basta ya de hablar por los de 55ymás, es necesario oírlos a ellos, es
necesarios cambiar la visión, es necesario iniciar algo nuevo sobre la base de
algo viejo: la Biblia.
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