Cuidar
a los ancianos es un tema importante que está enfrentando la generación
económicamente activa de nuestras sociedades con una condición humana e
inevitable como lo es honrar y cuidar de nuestros ancianos. No olvidemos que la
actual generación activa es la que a la vuelta de unos años llenaran la
generación de adultos mayores.-
Esta
obligación para con la generación saliente que es la que nos deja un mundo
diferente, debe ser abordada responsablemente en nuestros días, antes que el
numero de personas mayores se nos desborde y tengamos problemas mayores.
Mundialmente las estadísticas actuales sugieren que mucha de la fuerza laboral
actual, vivirá más allá de los límites esperados en el pasado, por lo que el
numero de ancianos esta ya creciendo en proporción no vista en la historia
humana.
Cuidar
a los ancianos ya sea por sus descendientes o por instituciones constituidas
para el caso, involucra una actividad multifacética y a menudo emocionalmente
difícil para los que se ocupan de ellos.
En
el caso de los familiares, requiere que se dé libremente perdón y que se traten
las viejas heridas. La persona que cuida (a menudo un hijo o hija), debe ser
capaz de "superar" los obstáculos emocionales y ser capaz de proveer
cuidado de calidad para el padre o madre que envejece. Asuntos no resueltos
durante sus años vitales y productivos, no son confrontados por los padres que
enfrentan numerosos asuntos relacionados con el hecho de envejecer.
Cuidar
a los ancianos, a menudo involucra lo siguiente:
·
Proveer un hogar
·
Ofrecer apoyo y ayuda
legal
·
Ayudar con las
responsabilidades financieras
·
Realizar los arreglos
para que tengan los cuidados de una enfermera
·
Lidiar con asuntos de
la salud médica y mental, relacionados con el envejecimiento, tales como:
demencia senil, Alzheimer, etc
·
Satisfacer sus
necesidades de socialización
·
Ayudar a los ancianos a
tomar decisiones, incluyendo aquellas referentes a su muerte, por ejemplo,
testamentos, poderes, etc.
"Honra
a tu padre y a tu madre."-
La
obligación que tienen los hijos de honrar a sus padres dura toda la vida. Si los padres son ancianos y débiles, los
hijos deben dedicarles su afecto y atención proporcionalmente a su necesidad. Con nobleza y decisión deben amoldar su
conducta, hasta con abnegación si es necesario, para evitar a los padres todo
motivo de ansiedad y perplejidad....
Debe
enseñarse a los hijos a amar y cuidar con ternura a sus padres. Hijos, atendedlos vosotros mismos; porque
ninguna otra mano puede hacer tan aceptablemente los pequeños actos de bondad
que la vuestra puede hacer para ellos.
Aprovechad la preciosa oportunidad que tenéis para sembrar bondades.
Nuestra
obligación para con nuestros padres no cesa nunca. Nuestro amor hacia ellos y el suyo hacia nosotros, no se miden
por los años ni por la distancia y nuestra responsabilidad no puede ser puesta
a un lado. Recuerden los hijos atentamente que aun en el mejor de los casos los
padres disfrutan de poca alegría y comodidad.
Una
vez llegados a la madurez, algunos hijos piensan que han cumplido su deber
cuando han provisto de morada a sus padres.
Aunque les dan comida y albergue, no les conceden amor ni simpatía. En la vejez los padres anhelan que se les
expresen afecto y simpatía, los hijos sin corazón los privan de sus
atenciones. Mientras éstos vivan, los
hijos debieran tener gozo en honrarlos y respetarlos. Debieran infundir en la vida de los ancianos padres toda la
alegría que puedan y allanar su senda hacia la tumba. No hay en este mundo mejor recomendación para un hijo que el
haber honrado a sus padres, ni mejor anotación en los libros del cielo que
aquella donde se consigna que amó y honró a su padre y a su madre.
Algunos
padres son responsables por la falta de respeto. Cuando los padres permiten que
un hijo les falte al respeto en su infancia, tolerando que les hable
ásperamente, tendrán que segar una terrible cosecha en años ulteriores. Los padres que no requieren pronta y
perfecta obediencia de sus pequeñuelos no echan el debido fundamento para el
carácter de sus hijos. Los preparan
para que los deshonren en la vejez y llenen su corazón de pesar cuando se estén
acercando a la tumba, a menos que la gracia de Cristo transforme el corazón y
carácter de esos hijos.
Resulta
especialmente terrible pensar que un hijo se vuelva con odio contra una madre
envejecida, debilitada y afectada por los achaques de su edad. Debieran
dirigirle tiernas palabras, que no irriten el ánimo. Nunca carecerá de bondad quien sea verdaderamente cristiano, ni
en circunstancia alguna descuidará a su padre o a su madre, sino que escuchará
la orden: "Honra a tu padre y a tu madre." Dios dijo: "Delante
de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano." . . .
Hijos,
permitid que vuestros padres achacosos e incapaces de cuidarse a sí mismos vean
sus últimos días colmados de contentamiento, paz y amor. Por amor a Cristo, mientras caminan a su
encuentro con Dios, reciban de vosotros tan sólo palabras de bondad, amor y
perdón. Deseáis que el Señor los ame,
los compadezca y los perdone y hasta que los cuide en caso de enfermedad,
¿estad por tanto dispuestos a tratar a otros como quisierais ser tratados?
Se
hace constantemente hincapié en la necesidad de cuidar a nuestros hermanos y
hermanas ancianos que no tienen hogares. ¿Qué puede hacerse por ellos? Una solución, pero no la mejor, es
establecer instituciones para el cuidado de los ancianos, a fin de que puedan
estar juntos en compañía. La mejor solución
es que los miembros de cada familia atiendan a sus propios parientes.
Cuando
lo anterior no es posible, la obra incumbe a la iglesia y debe ser aceptada
como un deber y privilegio. Todos los
que tienen el espíritu de Cristo considerarán a los débiles y ancianos con
respeto y ternura especiales.
Cuidar
a nuestros mayores es un privilegio que debe desarrollarse con gozo.
Para
los hijos, el pensar en que contribuyeron a la comodidad de sus padres será
motivo de satisfacción para toda la vida y les infundirá gozo especial cuando
ellos mismos necesiten simpatía y amor.
Porque debe de pensarse y entender que todos vamos hacia la experiencia
de la vejez.
Aquellos
cuyo corazón rebose de amor tendrán por inestimable el privilegio de suavizar
para sus padres el ineludible paso al cielo.
Se regocijarán por haber podido infundir consuelo y paz en los postreros
días de sus amados padres. Obrar de
otra manera, negar a los ancianos indefensos la satisfacción de ver y vivir su
corolario de amor por sus hijos e hijas, es un hecho condenable y no grato a
Dios.
Dios
nos ha permitido en estos días (primer cuatrimestre de 2012) estar cerca del
caso de una madre de tercera edad, en donde sus hijas se han volcado en la
búsqueda y satisfacción para su anciana madre hasta el momento que Dios quiso
tener a aquella mujer en su casa. Se que por el momento el dolor del alma no
permite el goce del espíritu de sus hijas por aquel servicio, pero el alma
olvida y el espíritu vivifica y a la vuelta de algunos meses y el correr del
tiempo, estas hijas serán llenas, felices y bendecidas de Dios por su fidelidad
a su progenitora. Sus días serán largos y buenos.
Cuidemos
y honremos a nuestros ancianos, cada uno dentro del rol que le corresponde,
Dios tiene propósitos para cada uno de nosotros. En la formación que vamos
teniendo como hijos de Dios, Él no desea que suframos sin propósito. En la
voluntad permisiva del Señor nos suceden cosas que nos ayudan a madurar y a
crecer.
Tengamos
presente que todo lo que Dios permite tiene el propósito de hacernos más a su
imagen, más maduros y el de tratar nuestro carácter para que crezcamos
espiritualmente; todo esto a pesar de nuestros errores y pecados que lleguemos
a cometer. Esto quiere decir que, nuestros errores y pecados nunca van a
frustrar el plan de Dios.
Si
Dios ya lo dispuso, Él lo hará a pesar de las fallas que cometamos.
Proverbios
3:1..2 dice: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis
mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán”
Si
así lo hacemos Dios Padre bueno y misericordioso nos bendecirá. ¡Créalo y Actué!
No hay comentarios:
Publicar un comentario