Tras los 40 años de peregrinaje por el
desierto, Jehová convirtió a los guerreros israelitas en seres indomables y
poderosos, capaces de derrotar a las últimas ciudades de gigantes y exterminar a sus habitantes. La generación
de israelitas que cruzó el Jordán era muy distinta a la que pereció en el
desierto. Bajo la conducción de Josué, los israelitas acabaron con la hegemonía
cananea, derrotando a 31 reyes en el transcurso de unos seis años. (Josué
12:7..24.)
Dios en su infinita sabiduría, sabia que
no podía contar con aquella generación salida de Egipto, generación rebelde que
no transformaba su entendimiento y siempre vivían añorando el pasado.
Ciertamente se necesitaba una generación
con una mentalidad distinta, con más fe y más pura. La generación que dudó de
la capacidad de Jehová para derrotar a los gigantes claramente no podía cruzar
el Jordán.
Jehová entonces decidió privilegiar a los
pequeños y a los no nacidos en Egipto, quienes aprovecharían los 40 años de
viajes en círculo por el desierto como un duro entrenamiento para ser unos
guerreros indomables y tenaces tras la finalización de los 40 años de prueba.
Al principio Jehová pudo haber derrotado él mismo con su poder a los reyes
Anaquim y Refaím, pero quiso demostrar el poder de su pueblo elegido y
conseguir que en la mayoría de los casos, las mismas fuerzas militares
israelitas fueran las que pudiesen acabar con los gigantes.
Para que los niños israelitas y los no
nacidos en Egipto se beneficiaran y se prepararan para lo que acontecería, Dios
estableció dos elementos importantes para lograr que el pueblo judío fuera
realmente un "pueblo especial", un pueblo escogido y preparado por
Dios, diferente a todas las otras naciones degeneradas.
La primera ayuda vendría a través de la
circuncisión, el cual es un punto que merece un estudio aparte. La otra ayuda
vendría a través de la alimentación. Sí, del
consumo de un alimento de origen no humano que a fuerza de consumirse
por 40 años tendría un efecto especial en los niños israelitas.
Esto era justo por parte de Dios, ya que
la tierra prometida había que conquistarla y estaba dominada por fieros
guerreros y por eso Jehová quiso igualar las fuerzas para que la nueva
generación de israelitas tuviera una conquista justa a través de sus propias
manos.
El Pan del cielo
"Así comieron los hijos de Israel
maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta
que llegaron a los límites de la tierra de Canaán". (Éxodo 16:35.)
El Maná fue el alimento principal de los
israelitas durante los cuarenta años que vagaron por el desierto. Sobre éste
alimento se comenta:
"El maná era "blanco como la
semilla de cilantro" y tenía el "aspecto" del bedelio, una
sustancia transparente, similar a la cera, con una forma parecida a la de una
perla. Su sabor era comparable al de "tortas aplastadas con miel" o
"una torta dulce aceitada". Después de molerse en un molino de mano o
machacarse en un mortero, se hervía, o bien se hacían con él tortas y se horneaba.
(Éxodo 16:23, 31; Números 11:7, 8.)
No hay ninguna sustancia natural conocida
hoy en día que encaje en todo respecto con la descripción bíblica del maná, por
lo que hay poca base para identificarlo con algún producto conocido. Esto se
debe especialmente al aspecto milagroso implicado en la provisión divina del
maná. La disponibilidad del maná no dependía de la época del año o de una
ubicación particular en el desierto.
Claramente el maná tenía de forma especial
todos los elementos, nutrientes y propiedades de toda la variedad de alimentos
que poseemos. Pero además, otorgaba algo muy especial. Una energía y vitalidad
proveniente de los mismos cielos. Esto lo declara la Biblia cuando se dice
sobre el maná:
El salmista llamó al maná "el grano
del cielo" (Salmo 78:24), "pan del cielo" (Salmo 105:40) y
también le llamó de ésta forma particular:
"Pan de nobles comió el hombre: Envióles comida á
hartura." (Salmo 78:25).
No podemos afirmar cien por ciento que los
ángeles consuman una especie de maná en su estado celestial (en forma
espiritual), pero claramente ellos lo "fabricaban", ya sea al
materializarlo o al hacerlo descender sobre la tierra, para que los humanos lo
consuman.
El punto es que la generación de niños
israelitas fue formada y alimentada con un alimento proveniente de los mismos
ángeles y que sin duda, les otorgó gran poder y longevidad. El Maná les sirvió de alimento hasta que
entraron en Canaán, "Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron
a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná,
sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año." Josué
5:12.
No obstante, de vez en cuando, al parecer
los ángeles dieron a los profetas algún alimento parecido o quizás con los
elementos del mismo Maná. Notemos la capacidad de éste extraño alimento.
"Y echándose debajo del enebro, se
quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate,
come. Entonces él miró, y he aquí a su
cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y
bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo
el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque
largo camino te resta. Se levantó,
pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y
cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios".- 1 Reyes 19:5..8
Notemos como Elías pudo sobrevivir
"por el poder de aquel alimento" por 40 días sin comer ni beber. Un
alimento con grandes propiedades energéticas que funcionaba de forma plena en
las personas de buen corazón. Muchos años antes, sobre los israelitas fieles
que viajaron por el desierto, el maná también tuvo efectos semejantes.
Caleb fue el único de aquella generación
adulta, además de Josué y algunos levitas, que entró en la Tierra Prometida.
Solo éstos hombres y el resto de los niños pudieron entrar. Pero notemos cómo
el maná había sostenido la vida de Caleb y Josué por 40 años (similar a los 40
días que sostuvieron a Elías). Seis
años más tarde, cuando tenía ochenta y cinco años, Caleb dijo: "Ahora sucede
que Jehová me ha conservado vivo, tal como prometió, estos cuarenta y cinco
años desde que Jehová hizo esta promesa a Moisés cuando Israel andaba en el
desierto, y ahora me veo aquí hoy con ochenta y cinco años de edad. Sin
embargo, hoy me hallo tan fuerte como el día en que Moisés me envió. Como era
mi poder entonces, así es mi poder ahora para la guerra, tanto para salir como
para entrar". (Josué 14:6..11.)
¡Cuánto más poder también adquirió la
joven generación de jóvenes fieles que fueron alimentados con el pan de los
cielos! Ahora había justicia plena. Satanás y sus ángeles le habían otorgado
poder indebido a una raza de gigantescas criaturas. Pero ahora los mismos
ángeles fieles recibieron la orden de Jehová para entregar su alimento a los
niños israelitas. Ahora lo harían mejorando la propia constitución física,
mental, moral y espiritual del pueblo elegido. De ésa forma erradicarían a las
razas ilegales y prepararían la zona de
Israel para una futura aparición del Hijo de Dios en la Tierra.
Jesús en aquella cena, la ultima en este
mundo, tomo el pan y lo bendijo (le dio la fortaleza del mana), porque solo El,
es el pan de vida, cuando llegamos a Jesucristo y lo aceptamos como nuestro rey
y único Señor, salvador de nuestra vida, recibimos espiritualmente en pequeña
escala a nivel celular ese regalo que se derramo durante ésos 40 años en el
desierto.
Jehová claramente produce un Nuevo Mundo
una sociedad mucho mejor en su pueblo preferido, su Israel espiritual, a los
que muchos sin ser étnicamente judíos hemos tenido acceso por la promesa de
Dios a Abraham.
Somos luz, somos diamantes para este
mundo, si Ud. pasa de 55ymás y ya acepto a Jesucristo, Ud. ha comido ya de ese
maravilloso pan, ahora que no le vengan con cuentos que por la edad no puede,
SI PUEDE, Usted esta apto para transformar esta sociedad, Dios le ha dado
"pan del cielo" para sostener la vida de los fieles e introducirlos
en una nueva tierra, en dónde la humanidad logrará la perfección. No has
llegado a viejo para ser inservible, LEVANTATE Y TRABAJA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario